BELGRADO 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
El presunto criminal de guerra serbo-bosnio Ratko Mladic estuvo a punto de ser detenido y extraditado a La Haya el mismo día que el ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, pero al final no fue posible por falta de medios militares para ello, según informó la anterior fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), Carla del Ponte, en su libro 'Hunt' ('Caza'), de próxima publicación.
Del Ponte asegura en su libro --según una copia entregada a los periodistas, de la que da cuenta la agencia serbia de noticias Beta-- que "fuentes fiables" le habían indicado aquel 28 de junio de 2001 que "estaba previsto que otro pasajero viajara a bordo de un avión hacia Países Bajos junto a Milosevic". "Un responsable del entonces Ministerio Federal (yugoslavo) del Interior", prosiguió, le informó de que "en ese momento Mladic estaba en Belgrado o en sus alrededores y que no tenía ninguna protección especial".
En estas circunstancias, las autoridades yugoslavas preguntaron al campamento de la TAN en Tuzla (Bosnia y Herzegovina) si podían ayudar en la operación y los militares de la Alianza "respondieron que necesitaban cuatro horas adicionales para organizar una acción como ésa", continúa el libro. "Ha pasado el tiempo y Mladic nunca había estado tan cerca de ser detenido", lamentó Del Ponte.
El libro relata también la entrevista que mantuvo en marzo de 2001 en Lugano (Suiza) con el entonces primer ministro serbio Zoran Djindjic --de cuyo asesinato se celebró el quinto aniversario el pasado miércoles--, en la que éste le explicó las dificultades para capturar a los prófugos y le aseguró que "en ese momento" no era posible detener a Mladic, quien vivía en Serbia bajo la protección del Ejército yugoslavo.
Asimismo, Djindjic le anunció un plan del Gobierno serbio para, mediante estímulos, conseguir la entrega voluntaria de los presuntos criminales de guerra, un plan que el entonces presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica, no podía impedir.
La detención y extradición de Milosevic había sido decidida unilateralmente por Djindjic sin el consentimiento de Kostunica y sin que ningún tribunal yugoslavo se pronunciase sobre la pertinencia de esa extradición, incumpliendo con ello la propia legislación federal.