MADRID, 2 Dic. (OTR/PRESS) -
La impotencia y la desolación fueron los sentimientos predominantes entre los asistentes al funeral en memoria de Raúl Centeno, el guardia civil asesinado ayer por ETA, que se celebró esta mañana en la sede de la Dirección General de la Benemérita en Madrid. Durante el emotivo acto, presidido por los Reyes y los Príncipes de Asturias, y que contó con la presencia de los principales miembros del Gobierno y de la oposición, el vicario general castrense, Ángel Cordero, encargado de oficiar la homilía, emplazó a los terroristas a que salgan de "su ceguera" y "abandonen el camino de la destrucción".
Los restos de Centeno, fallecido ayer en la localidad francesa de Capbreton, después de ser acribillado por varios pistoleros de ETA, llegaban esta mañana a la base militar de Getafe (Madrid), donde fueron recibidos por los ministros de Interior y Defensa, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Antonio Alonso, respectivamente; el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho; el director general de la Policía y de la Guardia Civil, Joan Mesquida y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Del mismo modo, numerosos familiares y amigos acudieron hasta el aeródromo madrileño donde el féretro del joven agente fue descendido del avión de las Fuerzas Aéreas por ocho compañeros de unidad, antes de que otro grupo de agentes tocara la marcha fúnebre de Chopin. Una pieza musical que acompañó a la comitiva hasta el coche que trasladó el cadáver hasta la Dirección General de la Guardia Civil de la capital española, donde se celebró el funeral por la última víctima de la barbarie terrorista.
Los padres de Raúl Centeno, que viajaban junto al féretro de su hijo recibieron, visiblemente emocionados, el pésame de la mayoría de los asistentes al acto, que estuvo presidido por los Reyes y los Príncipes de Asturias y al que también acudieron el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, así como altos cargos del Cuerpo Nacional de la Policía y de la Guardia Civil.
RECONOCIMIENTO DE MÉRITOS
Un fuerte aplauso de los congregados en el patio de la Dirección General de la Benemérita situada en la calle Guzmán el Bueno de Madrid, recibía al ataúd con los restos de Raúl Centeno, portado por ocho compañeros de la víctima, miembros también del GAO, que condujeron el féretro escoltados por seis representantes de la Escuela de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada vestidos con el uniforme de gala.
La homilía pronunciada por Ángel Cordero se produjo después de que el ataúd se depositara ante el altar y frente a los familiares, lugar donde descansó durante toda la ceremonia. Cordero, rogó por aquellos que están "atrapados en la espiral de la violencia y se han convertido en mensajeros de la muerte" con la intención de que salgan de "su ceguera" y "abandonen el camino de la destrucción".
Asimismo, emplazó a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a que continúen "con la defensa de la paz y la libertad de todos los ciudadanos", y recordó que "todos" se encuentran "hundidos por el dolor" ante el trágico asesinato y por "la carga de injusticia y maldad que conlleva".
Pero el momento más emotivo del funeral se produjo cuando el general jefe de Información de la Guardia Civil, entregó a los padres del fallecido, que apenas podían contener las lágrimas, la Cruz de Oro al Mérito de la Guardia Civil y la Medalla de Oro al Mérito de la Policía, distintivos impuestos por el Rey Don Juan Carlos I.
Precisamente, tanto el Rey como la Reina, así como los Príncipes de Asturias Don Felipe y Doña Letizia, dieron el pésame a los padres, el hermano y la novia del joven asesinado. Los restos mortales de Raúl Centeno fueron incinerados horas después en el cementerio de la Almudena de la capital.
GRITOS CONTRA ZAPATERO
El luto y el silencio que dominó la mayor parte del solemne acto sólo fue violado por un pequeño grupo de asistentes, que insultaron al presidente del Gobierno y lanzaron gritos como "fuera, fuera fuera", cuando éste abandonaba el recinto donde se celebró el funeral. Además, le increparon con gritos como "cobarde" que salpicaban los constantes abucheos. Por contra, los líderes del PP fueron despedidos con fuertes aplausos.
Durante el acto, el Ejecutivo estuvo representado por el vicepresidente económico, Pedro Solbes, y los ministros de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; Defensa, José Antonio Alonso; Justicia, Mariano Fernández Bermejo; Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; y Administraciones Públicas, Elena Salgado. Por parte del PP asistieron el secretario general del partido, Ángel Acebes y Esperanza Aguirre, además del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. De la misma manera, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares quiso también estar al lado de los familiares de la víctima en estos momentos tan difíciles.