La asociación Mujeres del Golán Ocupado intentan dar a conocer su situación al resto del mundo
JERUSALÉN, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Cerca de 580 mujeres permanecen atrapadas en los Altos del Golán, alejadas de sus familias que residen en Siria, ya que no se les permite cruzar la zona ocupada que les separa de su patria, según denunció la organización pro derechos de la mujer que han constituido, Mujeres del Golán Ocupado. Esta situación es consecuencia directa de la anexión de este territorio por parte del Gobierno israelí durante la década de 1980, tras lo que forzaron a los ciudadanos sirios de la zona a residir en Israel.
"Todos los árabes del Golán tienen familia en Siria, pero estas mujeres han sido desvinculadas de sus madres, padres, hermanos y hermanas", afirmó Souha Munder, abogada del grupo.
El Ministerio israelí de Interior ha declarado que estas mujeres son "ciudadanas de Israel" y, por lo tanto, no se les permite viajar a Siria, dado que está considerado como un país enemigo. Sin embargo, las mujeres pueden solicitar un permiso para viajar al país árabe, aunque este proceso puede durar meses.
Tras la guerra árabe-israelí de 1967, varias zonas del Golán fueron capturadas por Israel. Mientras que la mayor parte de los pueblos fueron desalojados, cinco de ellos permanecen habitados. Muchas de las mujeres que se han casado con residentes del Golán antes de 1967 se han encontrado separadas de sus familias en Jabal al Alab y otras partes de Siria, según informó el grupo.
"La separación de estas familias es una de las consecuencias más graves de la ocupación del Golán, a la que es necesario prestar atención, ya que es una cuestión humanitaria prioritaria", señaló el subdirector del Comité Internacional de la Cruz Roja en Israel y los territorios, Paul Connelly. "Llevamos trasladando este problema a las altas instancias israelíes, pero se trata de un problema que lleva en el aire demasiado tiempo", declaró a la agencia de información de Naciones Unidas, IRIN.
Para las mujeres, la situación es difícil. "He vivido en el Golán durante 40 años y he visto a mi familia sólo una vez, en 1988", lamentó una de las afectadas, Farida Jarera. "Mi familia ha muerto: mis padres, mis hermanos, mis primos. No he podido ir a ninguno de los funerales, y espero que alguien me ayude, porque quiero ver al resto de mi gente", pidió la mujer.
FUNERALES GRABADOS EN VÍDEO
Esta separación ha terminado provocando prácticas inusuales y ciertamente morbosas. Cuando muere un miembro de la familia, su funeral es grabado en vídeo por sus allegados en el otro lado de la frontera. La cinta llega al Golán, donde los familiares ven el entierro por televisión.
Algunas mujeres, a través de una certificación especial concedida por el Comité de la Cruz Roja, han podido viajar a Siria para casarse. El programa también funciona en el otro sentido, pero con más dificultad: una vez que la mujer se queda aislada, es más difícil repatriarla.
"Llevo viviendo en el Golán desde hace cuatro años", afirmó Nour Tawfiq, originaria del sur de Siria, casada y con una hija de cuatro años. La pequeña Katya "nunca ha visto a su abuela, y cada vez va a ser más difícil para ella, porque todos sus amigos tienen abuelos".
En marzo, Arwad Abu Shaheen, fue una de las mujeres que cruzaron el Golán para casarse con su marido en Siria. La boda tuvo lugar dentro de la zona desmilitarizada que separa ambas regiones, pero también fue la última vez que la mujer pudo ver a su madre. "Si hay paz", afirmó Arwad, "veré a mis padres de nuevo. Si no, no habrá nada que hacer". Sin embargo, su madre se ha inscrito dentro del grupo recién creado. Por su parte, su cuñada, Souha, también forma parte de la organización. Todas tienen la esperanza de encontrarse algún día.
El grupo organizó su primera protesta el pasado día 9, enfrente de la sede del ICRC en Jerusalén, en un intento de dar a conocer su situación.
PASO DE QUNEITRA
Una declaración de principios recientemente difundida por el grupo solicita al Gobierno israelí que termine con su "política de separación" y que permita a las mujeres atravesar el Paso de Quneitra hacia Siria. Igualmente, el grupo cita la Cuarta Convención de Ginebra, por la que se resguarda a todos los individuos que "no pertenecen a las fuerzas armadas, no toman parte en las hostilidades y se encuentran en manos del Enemigo o de un Poder Ocupador".
En la actualidad, el paso está reservado para estudiantes, peregrinos y fuerzas de pacificación de Naciones Unidas. Las mujeres no entienden por qué, para ellas, el acceso queda restringido. "Si a los estudiantes se les permite viajar a Siria para estudiar, y los peregrinos pueden trasladarse por motivos religiosos, ¿por qué estas mujeres no pueden visitar a sus familias?", se preguntaba Munder.
La letrada afirmó que la mayoría de las peticiones enviadas al Ministerio del Interior en Tel Aviv no han sido siquiera contestadas. "Simplemente no nos responden, lo que significa 'No'. Simplemente, sólo se permite el paso a las mujeres en momentos muy, muy puntuales", declaró Munder.
Desde 1988 hasta 1992, el ICRC facilitó un sistema de "visitas" para las familias, pero que terminó siendo cancelado por disputas de carácter técnico entre Israel y Siria. Ningún programa lo ha reemplazado hasta el momento, y los observadores dudan de que, algún día, pueda repetirse un proceso similar.