La mayor parte de los padres no consultan este problema que afecta al rendimiento escolar, socialización y vida familiar del menor
PAMPLONA, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las pérdidas de orina durante la noche afectan al 10 por ciento de los niños de entre 5 y 16 años pero sólo un tercio está diagnosticado, bien porque los padres no lo comunican o bien porque los pediatras no prestaban la suficiente atención a un problema que puede tener consecuencias en el rendimiento escolar y en la vida social y familiar de los menores.
Para avanzar hacia un mejor diagnóstico de esta disfunción que en Navarra afecta a unos 5.500 niños, varias sociedades médicas están distribuyendo entre profesionales de todo España un libro blanco sobre la 'enuresis monosintomática primaria', documento que recoge medidas, pautas y terapias para una resolución temprana.
A partir de los 5 años, los padres deben controlar las pérdidas de orina nocturnas de sus hijos, aunque puede ser prematuro iniciar el tratamiento entonces.
Según explicó en rueda de prensa Javier Pisón, cirujano infantil del Hospital Virgen del Camino, las cuatro principales causas de la 'enuresis' son un retraso en la maduración del sistema nervioso; el hecho de que el 50 por ciento de los afectados fabriquen menos hormona antidiurética por la noche, con lo cual el volumen de 'pis' es mayor de lo normal; vejigas de menor capacidad; y un problema para despertarse ante estímulos. "Un despertador en la mesilla del niño puede despertar a las cuatro de la mañana a toda la familia menos a él", ejemplificó el pediatra.
El 20 por ciento de los casos se resuelve con un apoyo emotivo. Por eso, Pisón y Alberto Díaz, pediatra del Centro de Salud de Villava, recomendaron no alterar a los niños sino decirles que eso es normal y afecta a muchos niños. También se ha detectado un componente genético. De hecho, cuando los dos padres tienen el problema, la posibilidad de que también lo padezca en hijo es del 77 por ciento.
La 'enuresis' se supera en un 15 por ciento por año, pero a costa de perjuicios para los niños. Según los pediatras navarros consultados, esta enfermedad repercute en el desarrollo madurativo sociológico del niño. El 74 por ciento afirma que la 'enuresis' genera fracaso escolar, el 90 por ciento que afecta a su socialización - no pueden acudir a campamentos o a casas de amigos- y un 91 por ciento a su vida familiar. Se observa también una disminución de la autoestima y la aparición del fracaso escolar.
Pero la repercusión trasciende también a la familia ya que genera sentimientos de frustración en los padres, sobre todo en aquel que también ha sufrido la enfermedad. No obstante, el 75 por ciento de los pediatras considera que la mayoría de los padres no consultan por este problema. "El desconocimiento sobre esta enfermedad junto con ciertos sentimientos de vergüenza han hecho que la enuresis siga siendo una patología tabú", apuntó Pisón, quien insistió en que no cabe restar importancia a este problema como tampoco esconderlo o castigar a los niños.
El libro blanco recomienda incluir la enuresis en los programas de salud del niño, en la Atención Primaria, para realizar un diagnóstico precoz. "Los pediatras tienen que preguntar a los padres si el niño controla los esfínteres", demandó Díaz.
Pisón reconoció que antes los médicos no trataban esta disfunción o la derivaban al psicólogo o al urólogo. Quiso dejar claro que los problemas psicológicos no son la causa del problema sino la consecuencia. Entre el 1 y el 2 por ciento de los adultos no tienen resuelto el problema.
TRATAMIENTO
EL tratamiento está basado tanto en medidas farmacológicas como conductuales. El 95 por ciento de los pediatras considera que la combinación de ambas constituye la elección más efectiva.
Entre las medidas conductuales se encuentra la "terapia motivacional" (tranquilizar al niño y hacerle ver que otros niños lo padecen), los dispositivos de alarma, ejercicios de entrenamiento vesical y las modificaciones en el estilo de vida.
El tratamiento farmacológico mejor valorado por los especialistas es la desmopresina, un análogo de la hormona antidiurética que aumenta la concentración de orina con los que se reduce su producción, permitiendo a los niños dormir durante la noche sin necesidad de levantarse. Díaz también recomendó a los padres que estén atentos si, tras seis meses sin 'enuresis' el problema vuelve a aparecer.