MADRID, 11 Jun. (OTR/PRESS) -
La Audiencia Nacional ha condenado a 30 años de cárcel al etarra Jon Bienzobas Arreche, sobre el que pesan otros 30 años desde el pasado mayo por el asesinato del ex presidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente. En esta ocasión, el Tribunal también le achaca cargos de asesinato por su relación con la muerte del trabajador de Iberduero Rafael San Sebastián Flechoso en 1990. A esta condena se suma también la obligación para el etarra de indemnizar con medio millón de euros a los herederos de la víctima.
El "miembro confeso de ETA" Jon Bienzobas Arreche tendrá que hacer frente ahora a otros 30 años de cárcel por unos hechos que sucedieron el 10 de junio de 1990. La sentencia de la Sección Primera de la Sala Penal de la Audiencia Nacional considera probado el "delito de asesinato alevoso ejecutado con finalidad terrorista". Bienzobas incurrió, según el tribunal, en la "más antigua modalidad de alevosía: el crimen a traición o por la espalda en el que no existe posibilidad alguna de defensa por parte de ofendido". La reivindicación de la banda ETA apareció 16 días más tarde en el diario Egin 16.
La sentencia prohibe al etarra volver al lugar del delito o de residencia de la familia de la víctima durante los siguientes cinco años a su puesta en libertad. Esta nueva resolución se añade a la otra dictada el pasado mes de mayo por el mismo órgano y que le imputaba el asesinato de Tomás y Valiente el 14 de febrero de 1996 cuando se encontraba en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid.
HECHOS PROBADOS
Bienzobas se presentó el 10 de junio de 1990 junto a otros etarras no identificados a una cafetería de Getxo (Vizcaya). Allí, disparó tres veces a San Sebastián con un revólver, una de las ocasiones a escasos centímetros de su cabeza y otras dos a menos de un metro de distancia. La víctima murió en el acto.
La autoría del crimen fue confirmada por varios testigos, uno de ellos el también etarra Pedro Mariano Marqués del Fresno. Además, otro testigo presente en el lugar del suceso reconoció fotográficamente a Bienzobas y relató durante su comparecencia cómo escuchó "una pequeña explosión" alrededor de las 11.00 horas que le pareció "el lloro de un niño" en un primer momento. Las dudas se disiparon a continuación con el grito de "¡Quietos todos, me cago en Dios!".
El etarra también fue reconocido menos de dos meses después por dos agentes de policía municipal en la localidad vizcaína de Lejona, después de que intentasen identificarlo por considerarlo sospechoso y se diese a la fuga. Sin embargo, en su huída dejó un vehículo propiedad de su padre con documentación y una bolsa de deporte dentro, en cuyo interior se encontraba a su vez el arma marca 'Llama' del calibre 38 especial con la que había causado meses antes la muerte al trabajador de Iberduero.