El 96,12% del alumnado andaluz presenta conductas acordes a las normas de convivencia del centro escolar
SEVILLA, 16 May. (EUROPA PRESS) -
La comunidad autónoma andaluza registró durante el pasado curso escolar 2014-15 un total de 358 situaciones de acoso escolar --incluidas dentro de las acciones tipificadas como gravemente perjudiciales para la convivencia en el centro--, cifra que representa el 0,03 por ciento de las conductas negativas del alumnado de la región.
Así lo ha precisado la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, cuyo seno ha acogido este lunes la reunión del Observatorio para la Convivencia Escolar en Andalucía, donde se ha anunciado que se elaborará un plan de trabajo anual para multiplicar la utilidad de esta institución y se constituirá un comisión encargada de la recopilación de materiales para la elaboración de un plan de prevención del acoso escolar y ciberacoso.
En rueda de prensa, la consejera del ramo, Adelaida de la Calle, ha expuesto que lo "normal" es que el comportamiento de los niños sea "mayoritariamente excelente". "Creo que hay que resaltar que tenemos muy buena materia, son casos puntuales en un periodo donde aún estamos a tiempo para corregir", ha indicado.
Así, durante los últimos cuatro cursos se ha producido un descenso en los porcentajes de conductas contrarias o gravemente perjudiciales en las aulas fruto de los planes de convivencia y de las distintas medidas puestas en marcha a partir de 2011.
De la Calle ha hecho así hincapié en que desde la administración educativa andaluza "estamos tan convencidos de que la mejora de la convivencia es clave en la calidad y el éxito educativo que hemos sido pioneros en la puesta en marcha de una estrategia global en esta materia, y que incluso ha servido de copia o inspiración a otras comunidades y al Gobierno de la nación".
El número total de centros objeto de este estudio estadístico ha sido 3.405 colegios e institutos. Entre los datos extraídos, cabe señalar que la percepción del clima de convivencia por parte de la comunidad educativa es muy alta: el 92 por ciento del profesorado de Primaria y el 75 por ciento del de Secundaria tienen un alto grado de satisfacción de las relaciones con su alumnado; casi el 90 por ciento de los estudiantes opina igual respecto a sus compañeros; y el 95 por ciento de las familias considera satisfactorio o muy satisfactorio el ambiente en el centro.
"ASPIRAMOS AL CERO POR CIENTO"
Sobre el respeto a las normas de convivencia, la evolución del alumnado que ha realizado al menos una vez conductas contrarias a la convivencia es positiva, al pasar del 4,1 por ciento en el curso 2012-13 al 3,87 por ciento en 2014-15. Estas manifestaciones contrarias a la convivencia son, por ejemplo, perturbar el normal desarrollo de la clase, faltas injustificadas de asistencia a clase o impuntualidad, impedir o dificultar el estudio a sus compañeros, falta de colaboración sistemática, etcétera.
Por otro lado, únicamente el 1,88 por ciento del alumnado realizó en el curso 2014-15 alguna conducta gravemente perjudicial para la convivencia: impedir el normal desarrollo de las actividades, acoso, suplantación de la personalidad, falsificación o sustracción de documentos, amenazas, agresiones, etcétera.
De esta forma, el 98,12 por ciento del alumnado (1.200.848 estudiantes) no cometió ningún acto gravemente perjudicial, por lo que se puede considerar que la convivencia positiva es un hecho generalizado y normalizado y que estas conductas son, estadísticamente, muy poco significativas dentro del conjunto de los estudiantes.
Aunque esta cifra evoluciona favorablemente, ya que en tres años se ha pasado del 2 al 1,88 por ciento, Adelaida de la Calle ha afirmado que estas cifra "aún nos parece alta" y que "debemos aspirar al cero por ciento".
El informe constata asimismo que la franja de edad con mayor incidencia de estas conductas es la comprendida entre los 12 a 15 años, que se corresponde a los niveles de Educación Secundaria Obligatoria. Respecto a la distribución por sexo, el alumnado masculino destaca en el número de incidencia registradas. El porcentaje se sitúa así en un 81 por ciento de alumnos infractores frente al 19 por ciento de las alumnas en el caso de las conductas graves, mientras que las faltas más leves son cometidas en un 77,4 por ciento por el sexo masculino y en un 22,6 por ciento por las estudiantes. Esta diferencia por el sexo del alumnado se mantiene estable desde los últimos cursos.
ESPECIAL IMPORTANCIA AL CIBERACOSO
"Hemos visto dónde está el tema que nos preocupa, las faltas leves y graves, y ya están identificados las edades y el sexo con más dificultades", ha resumido la consejera, que sobre las actuaciones a realizar ha indicado que se primarán las "no lesivas pero formativas". Cobran importancia la especificación de los casos de ciberacoso y violencia de género y la "importantísima" figura de la mediación.
Asimismo, respecto a las correcciones y medidas aplicadas por los centros, la titular de Educación se ha referido a las numerosas medidas desarrolladas por su departamento para la promoción de la Cultura de Paz y la mejora de la convivencia en los centros educativos, como la puesta en marcha de un servicio telefónico gratuito para la información y asesoramiento (900 10 21 88). También existe un número de teléfono (902 33 77 27) dedicado específicamente a la asistencia jurídica del profesorado.
Por otro lado, los propios centros educativos desarrollan, con el asesoramiento y apoyo de la Consejería, iniciativas como la elaboración de sus Planes de Convivencia; la implicación de los delegados y delegadas de madres y padres del alumnado; la extensión del recurso de la mediación escolar en los procesos de resolución de conflictos; o las aulas de convivencia, para la atención del alumnado que, como consecuencia de la imposición de una corrección o medida disciplinaria, se vea privado de su derecho a participar en el normal desarrollado de las actividades lectivas y se le proporciona una dedicación personalizada.
Los programas de alumnado ayudante y alumnado ciberayudante constituyen también otra medida de buenas prácticas cada vez más consolida en los centros educativos andaluces, como estrategia de colaboración entre iguales para prevenir situaciones de abuso o ciberacoso en el entorno.