El alcalde dice que "sin que se sepa quién ni cómo", desde un edificio ha sido arrojada una pava que ha revoloteado "por los tejados"
CAZALILLA (JAÉN), 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
El municipio de Cazalilla (Jaén) ha celebrado este sábado el día grande de sus fiestas patronales, otra vez pendiente del lanzamiento o no de la conocida pava, una tradición que se quebró por primera vez en 2016 al decidir el Obispado mantener cerradas las puertas del campanario de la Iglesia de Santa María Magdalena, y así impedir que el animal fuese arrojado vivo a una plaza abarrotada de público deseoso de hacerse con el ave como trofeo.
El alcalde de este municipio de poco más de 800 habitantes, Manuel Jesús Raya (PSOE), ha recordado a Europa Press que el tradicional lanzamiento de la pava es una práctica de ámbito popular en la que el Ayuntamiento "no tiene nada que ver".
En ese sentido, ha explicado que después de la procesión de San Blas, como ocurriera el año pasado, cuando algunos partidarios de esta tradición lanzaron una pava desde una terraza y la misma deambuló por los tejados próximos a la plaza central del municipio, "sin que se sepa quién ni como", alguien habría arrojado de nuevo una pava desde "una casa" o edificación cercana a la plaza de la iglesia.
"Ha sido una sorpresa", ha expuesto el alcalde, relatando que el ave ha recalado rápidamente en un tejado y "apenas le ha dado tiempo a intentar volar". "Alguien ha lanzado una pava, pero ha sido sólo un instante", ha dicho el alcalde, insistiendo en que se desconoce quién ha sido el autor del "lanzamiento". En cualquier caso, ha expuesto que las celebraciones han transcurrido "sin ningún altercado".
Es después de la citada procesión de San Blas cuando tradicionalmente sucede el lanzamiento de la pava, un rito con 175 años de historia que, según sus defensores, asegura suerte y fortuna a la persona que se hiciera con ella, mientras que los colectivos en defensa de los animales lo denunciaban año tras año por el sufrimiento al que se somete a la pava.
EL PUNTO DE INFLEXIÓN DE 2016
Desde el Obispado se mantiene la misma postura desde 2016, cuando se ordenó el cierre de las puertas de la iglesia después de que el vicario general de la Diócesis, Francisco Juan Martínez, indicara que la pava no volvería a ser lanzada desde el campanario de la iglesia. A tal efecto, Manuel Jesús Raya ha asegurado que el mencionado lanzamiento no ha sido realizado desde la iglesia.
El año pasado, en cualquier caso, los defensores de este festejo se tuvieron que conformar con lanzar la pava desde una terraza, aunque el animal prefirió quedarse por los tejados antes que sobrevolar la plaza. Fruto de tales hechos, tres vecinos del municipio fueron objeto de sanciones, en concreto el que soltó la pava en la terraza, el que la cogió y el que la paseó por el pueblo. A cada uno de ellos se le ha impuesto una sanción de 2.001 euros por vulneración de la Ley de Protección Animal y otros 600 euros más por alteración del orden público.
Pero al igual que en otras ocasiones anteriores, los vecinos del municipio se organizaron para contribuir a hacer frente a estas sanciones, que por pronto pago contaon con una reducción del 40 por ciento.