GRANADA 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Fiscalía de Granada ha mantenido su petición de 25 años de prisión por un delito de asesinato con ensañamiento y alevosía para Mohamed E.B., el acusado de acabar con la vida de su esposa a golpes con una pata de la cama en el domicilio que ambos compartían en Alhama de Granada en la mañana del 11 de octubre de 2010.
La acusación particular, que ejerce la hermana de la víctima, también ha ratificado su solicitud de 25 años de pena para el procesado, para el que la defensa pide 12 años de prisión por un delito de homicidio, con las circunstancias atenuantes de confesión a las autoridades y arrebato, puesto que el acusado sostiene que "perdió el control" cuando su mujer le insultó en árabe.
El jurado que enjuicia el caso desde el pasado viernes ha recibido este martes el objeto del veredicto, con lo que ya se ha reunido para deliberar sobre la culpabilidad o no culpabilidad del inculpado, que deberá centrarse en si cometió asesinato, con agravantes, o un homicidio, y en las próximas horas podía hacer pública su decisión.
En la primera sesión del juicio, el pasado viernes, el inculpado reconoció que "perdió el control" pero aseguró que "no recuerda nada", salvo que dio a su mujer un primer golpe en la cabeza después de que ésta le insultara en árabe.
Según dijo, aquella mañana, después de que sus tres hijos se marcharan al colegio, ella comenzó a mover muebles porque tenía la intención de mudarse a una casa que le había concedido el Ayuntamiento en régimen de alquiler. Según explicó, él quiso ayudarla, pero ella le contestó que no quería ni verlo y lo insultó, tras lo que él se "enfadó mucho" y le arrebató una pata de la cama que llevaba en la cama, agrediéndola con ella. Después de cambiarse la ropa, que tenía manchada de sangre, fue a una cabina telefónica y avisó a la Guardia Civil.
En la segunda sesión, este lunes, los forenses que realizaron la autopsia a la víctima, Fatiha E.K, señalaron que ésta recibió al menos 15 golpes con un objeto contundente aunque de poca masa --la pata de la cama-- y que fue inmovilizada por su agresor, que la cogió por el pañuelo que llevaba causándole marcas en el cuello.
Según su análisis, la muerte fue "rápida" tras una agresión que apenas pudo durar "unos segundos", porque todos los golpes se sitúan muy cercanos los unos a los otros. La mujer fue inmovilizada por el cuello con un pañuelo "o similar" y no tuvo "posibilidad alguna de defensa" ni de gritar para pedir auxilio. De hecho, al segundo o tercer golpe "debió de quedar inconsciente" y algunos de los impactos se produjeron mientras ella se desplomaba, antes de caer al suelo.
El guardia civil que realizó la inspección ocular y el reportaje fotográfico de la escena del crimen explicó por su parte que cuando llegó al domicilio vio "bastante cantidad de sangre" en la entrada, a su juicio el lugar central de la agresión, con manchas de arrastre en el suelo y en la pared, una maceta rota y las zapatillas de la víctima en diferentes sitios, lo que podría ser indicativo de que hubo "lucha". El arma homicida, la pata de una cama, estaba apoyada en una esquina, con lo que no fue arrojada o tirada al suelo, sino "colocada" en aquel lugar.
Junto al cuarto de baño encontró distintas prendas de ropa con sangre y otras que al parecer alguien intentó lavar pero que aún conservaban restos, y en el lavabo signos de haberse lavado también las manos ensangrentadas. En el dormitorio, adonde el guardia civil considera que no pudo llegar la víctima, también apreció en las sábanas manchas de sangre, aunque diluidas, como de alguien que se hubiera lavado antes de tumbarse en la cama.
ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA
Según consta en el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Europa Press, fue sobre las 8,00 horas de aquel 11 de octubre de hace dos años cuando el acusado, que tenía tres hijos menores de edad con su mujer, Fatiha E.K., de 37 años, inició una discusión con ésta motivada por el hecho de que ella estaba preparando un nuevo domicilio que le había sido concedido en régimen de alquiler y gestión municipal, al que tenía previsto trasladarse en compañía de los niños.
En el transcurso de esa discusión, el procesado, "con intención clara de acabar" con la vida de su esposa, se situó por detrás de ella "de forma sorpresiva" y la inmovilizó, agarrándola fuertemente del pañuelo que portaba anudado al cuello para que no pudiera moverse ni defenderse.
Después, usando una pata de hierro de cama, cuadrada y hueca, comenzó a golpearla en la cabeza "de forma indiscriminada" empleando una gran fuerza y propinándole un total de 17 golpes. Según considera el fiscal, "pretendió aumentar deliberada e inhumanamente el dolor y el sufrimiento de la víctima", dado lo prolongado de su acción y el medio empleado.
Una vez finalizada la agresión, el hombre se duchó y se cambió de ropa dejando la vestimenta que portaba y que se encontraba manchada de sangre en el interior de la lavadora, saliendo a la calle a comprar tabaco en un estanco cercano. A su regreso, desde una cabina telefónica, avisó a la Guardia Civil.