JAÉN 9 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Departamento de Geología de la Universidad de Jaén (UJA) descubren restos fósiles de comunidades microbianas que habitaban en el fondo oceánico en el Jurásico (hace 170 millones de años). Han sido hallados en un afloramiento de lavas submarinas que hay en el límite provincial entre Jaén y Granada, concretamente entre Noalejo y Campotéjar, y aportan nuevos datos sobre el estudio de este entorno que en el pasado fue un fondo marino con actividad volcánica.
El paleontólogo Matías Reolid y la mineralogista María Isabel Abad son los responsables de este hallazgo y explican que este entorno volcánico es un lugar habitual de visita con los alumnos. "Es uno de los pocos afloramientos que tenemos en Andalucía de lavas submarinas, son los restos de una plataforma marina que según fue avanzando el Jurásico se fue rompiendo por una serie de fallas, algunas de las cuales favorecieron la salida de lavas en el fondo del mar, éstas tienen forma redondeada, por lo que se las denomina lavas almohadilladas", ha explicado este martes en una nota el primero.
Los huecos que quedan entre estos cuerpos redondeados han sido ocupados por distintas composiciones minerales que siempre han llamado la atención de los investigadores. Es concretamente en unos minerales verdes que ocupan estos huecos donde los expertos de la UJA han hallado los restos fósiles de los microbios.
"Estas mineralizaciones verdes siempre llaman la atención de los estudiantes, pero curiosamente nadie antes las había analizado desde el punto de visto petrográfico, mineralógico o químico", ha comentado Abad. Las muestras analizadas revelaron que se trataba de una mica verde, glauconita, y que ésta contenía filamentos muy finos formados por comunidades microbianas del Jurásico.
La relevancia del hallazgo radica en que la composición mineralógica y el contexto ambiental en el que fueron hallados estos restos indica que había circulación de fluidos hidrotermales (de entre 100 y 200ºC) vinculada a la actividad volcánica del entorno. Reolid añade que "no es habitual encontrar este tipo de fósiles y, menos aún, preservados en glauconita".
Se trata de un grupo de microbios de tipo extremófilo (quimiosintéticos), es decir que habitan en lugares de condiciones extremas como puede ser un fondo marino profundo, carente de luz y asociados a fluidos hidrotermales.
El siguiente paso, según ha apuntado la investigadora, es analizar la composición isotópica del oxígeno de estas mineralizaciones verdes para determinar con mayor precisión la temperatura que había cuando estos organismos estaban vivos. En conclusión, estas comunidades abren una nueva línea de investigación para profundizar en el conocimiento del pasado jurásico de nuestro entorno geológico.