SEVILLA 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Asociación para la Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa) advirtió hoy de que el acto vandálico que se ha cobrado "graves" daños sobre los vestigios arqueológicos descubiertos en la calle Pasaje Real de Alcalá del Río (Sevilla), pone de relieve la ausencia de políticas de "protección" efectiva sobre los yacimientos arqueológicos que pueblan la comunidad autónoma.
En declaraciones a Europa Press, el portavoz de Adepa, Joaquín Egea, lamentó los daños sufridos por el epígrafe "neopúnico" que coronaba uno de los muros de los restos romanos que la Consejería de Cultura está poniendo en valor en la calle Pasaje Real, donde estas ruinas compuestas por un torreón, un lienzo de muralla, restos de edificaciones de mármol y una antigua calzada están siendo dotadas de iluminación artificial, vallas y paneles informativos.
El incidente, denunciando ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y la Delegación provincial de la Consejería de Cultura, pone de manifiesto que el tratamiento de los yacimientos arqueológicos "está desfasado" en España, Andalucía y Sevilla, porque "nos hemos quedado en la localización y el estudio, pero no existe protección efectiva" contra actos como los perpetrados en Alcalá del Río, probablemente con una piqueta.
El expolio y los daños sobre el patrimonio histórico, según recordó Egea, constituyen "delitos castigados por el propio Código Penal", por lo que reclamó un incremento de las medidas de protección del legado histórico. ¿Cuál es la función de la Consejería de Cultura?", preguntó retóricamente el portavoz de Adepa ante estos daños sobre las últimas ruinas rescatadas de la antigua población romana de 'Ilipa Magna'.
Así, apostó por la protección efectiva de los yacimientos, su cierre y la obligatoriedad de conservación en el caso de situarse en suelos privados, si bien cuestionó el pronunciamiento de la Consejería de Cultura a tenor del papel jugado en el destino de los vestigios históricos hallados bajo el antiguo mercado de la Encarnación, en Sevilla capital, y su integración en un vanguardista complejo arquitectónico marcado por setas fungiformes a modo de miradores.