El autor ofrece en 'Tan cerca del aire' una novela de "verdadera literatura realista"
SEVILLA, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
El escritor Gustavo Martín Garzo, que visitado este martes para promocionar su obra 'Tan cerca del aire' (Plaza Janés), con la que obtuvo el IX Premio de Novela Ciudad de Torrevieja, cree que "la literatura existe para apartarnos de la vulgaridad", buscando que la vida se transforme en "una aventura extraordinaria".
En una entrevista concedida a Europa Press, el escritor vallisoletano ha señalado que cuando se enfrenta a un libro busca cautivar al lector, arrastrarlo con la historia y que confunda durante la lectura el mundo de la realidad con el de la ficción, y así alcanzar "misteriosamente la felicidad". Además, ha añadido que "las grandes historias no solo proporcionan felicidad, sino que hacen pensar en el mundo en el que vive como una acto de rebeldía frente a éste, buscando que la vida se transforme en una aventura extraordinaria".
'Tan cerca del aire', según ha señalado, tiene mucho que ver con su propia intimidad y obsesiones, así como recoge los temas que se han repetido en sus libros de manera "condensados". Temas como la infancia, la importancia de la naturaleza, la pregunta por el dolor, la presencia de la muerte y, sobre todo, el amor como tema central de la obra. "El amor como experiencia esencial en la vida, que buscamos y que presenta una ambivalencia, es decir, que lleva a lugares de felicidad y es capaz de provocar desdichas", ha afirmado.
Martín Garzo, que ha reconocido que los libros no se escriben a partir de una idea, sino para contar una historia que apasiona y que siente cerca, ha explicado que la obra nace de un cuento que conoció de niño en el que un pastor, tras oír risas femeninas y un chapoteo de agua detrás unos arbustos, vislumbró un grupo de mujeres bellas que salían del agua para recoger unos mantos de plumas y transformarse en aves. El pastor se quedó prendido de una de ellas, ante lo cual buscó la forma de retener ese "objeto de devoción".
Es entonces como el autor de 'El lenguaje de las fuentes', Premio Nacional de Narrativa, se pregunta "cómo fue la vida de esa pareja extraña, pues ella participaba de dos naturalezas, una metáfora de las naturalezas que conviven en cada uno de nosotros", ha manifestado.
Asimismo, ha señalado que esta obra es una novela de iniciación, pues el joven de 15 años está a punto de abandonar la infancia y se dispone a iniciar el viaje a la vida adulta, lo que supone "plantearse la identidad del ser, quién es y qué le espera", ha añadido. Además, el libro cuestiona el mito de la identidad, esto es, el hombre "no tiene una sola vida o una sola persona, por lo que es importante abrir espacios para que éstas salgan". En este sentido, ha resaltado que "vivimos una vida por el azar, pero hay vidas dormidas o no vividas que forman parte de la nuestra a través de sueños y deseos".
REIVINDICACIÓN DE LA FANTASÍA
Por otro lado, ha subrayado que la novela recoge "una reivindicación de la fantasía como algo que forma parte de la vida, pues no seríamos nada sin la capacidad de soñar". Asimismo, añade que "todo el mundo de los sueños, deseos y fantasía forma parte de la vida real, pues ésta no es solo lo que palpamos o vemos". "Estamos mucho más presente en lo que callamos que en lo que llegamos a decir, más en deseos y fantasías", ha sentenciado. Del mismo modo, ha apuntado al respecto que "el territorio propio de la literatura no es la vida visible, sino la escondida".
Ahondando en la infancia como argumento literario de su carrera, Martín Garzo ha expresado que el niño vive en la literatura "sin saberlo", pues su pensamiento mágico lo coloca en "el mundo de la posibilidad". En este sentido, aludiendo a una frase de Emily Dickinson, ha destacado que "la poesía es la casa de la posibilidad, el lugar donde todo es posible, el mundo donde se coloca el niño". En contraposición, ha lamentado que el adulto renuncie a este mundo, viendo, por el contrario, un lugar cerrado, lo que supone "un empobrecimiento de la vida".
El ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2004 ha afirmado que "el mundo del niño es el mundo del poeta y de los amantes, pues el amor supone una creación de un lugar nuevo, de palabras distintas y de un cuerpo nuevo hecho a la medida de lo que sucede". Además, ha recalcado que el amor, "pura fantasía", es el mundo de la "metamorfosis", pues exige de continuas transformaciones. "Esta novela es verdadera literatura realista, ya que habla de los elementos más internos del ser humano más que externos", ha confesado.
Por otro lado, Martín Garzo apuesta por "conocer el mundo rural", al que hombre actual y occidental le ha dado la espalda, viéndolo como "el telón de fondo para decorar sus excursiones turísticas". Este hecho, según ha expresado, supone "una pérdida de grande", por lo que intenta "recuperar ese vínculo" y hacer ver al hombre contemporáneo que "puede aprender de la naturaleza".
En este línea, ha recalcado que en esta relación importa la imaginación, facultad que "permite relacionar realidades que la razón separa", pues "gracias a ésta y la palabra poética existe una relación entre el mundo de los vivos y los muertos, entre el humano y animal, entre los niños y adultos, hombres y mujeres", ha añadido.
MATUTE, "LA GRAN FABULADORA"
Consciente del peso de la tradición oral en su literatura, Martín Garzo ha manifestado que al mundo de los "viejos y eternos relatos y el mito también le han dado las espalda el hombre". Por otro lado, ha confesado que la dedicatoria del libro a Ana María Matute, reciente Premio Cervantes, refleja la cercanía de la literatura de la escritora a su vida. "La gran fabuladora", como la ha definido, siempre ha reivindicado la fantasía, afirmando que "la realidad es mágica". En este sentido, el escritor vallisoletano ha reiterado que "la realidad está llena de momentos extraordinarios como el amor, el nacimiento de un hijo, una relación de verdadera amistad o la contemplación de un paisaje".
"Si hay una persona que se ha movido como pez en el agua en el territorio que hay entre el mundo de los sueños y el mundo de la realidad es Ana María Matute, merecedora del premio, pero mucho antes", ha declarado a Europa Press.
Por otro lado, ha indicado que la literatura, incluso la aparentemente dura, "siempre tiene un elemento de esperanza y siempre busca en última instancia el consuelo". Asimismo, cree que la vocación de la literatura es "salvar aquello que parece más importante y decisivo, de un modo redentor".
Martín Garzo, que ha reconocido que ha tenido que trabajar mucho sobre este nuevo trabajo, ha afirmado que "el pasado es un territorio literario, donde los límites de lo real y los sueños están desdibujados, además de albergar mucha ambigüedad".