ALMERÍA 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
El profesor José Luis Guil Guerrero, investigador del Campus de Excelencia en Agroalimentación en el Departamento de Agronomía de la Universidad de Almería, ha desarrollado una investigación que ha permitido identificar la carne de mamut como la fuente de ácidos grasos esenciales de la que se han nutrido los hombres del Paleolítico.
La investigación desarrollada junto con científicos rusos ha estado encaminada a conocer la fuente de la que los hombres del Paleolítico obtendrían los Omega-3 puesto que varios investigadores norteamericanos sostenían hasta ahora que los seres humanos de la edad del hielo ingerían éstos ácidos a través de la carne de los animales que cazaban.
Según indica el CeiA3 en una nota a partir del artículo publicado por el investigador en la revista 'Plos One', el investigador de la UAL contactó con el director de la Academia Rusa de Ciencias de San Petersburgo, Alexei Tikhonov, y se desplazó hasta allí para conseguir muestras de tejido de los famosos mamuts de Siberia Yuka y Lyuba, además de muestras de otros animales del hielo como bisontes y caballos.
Tras retornar a Almería y analizar las muestras, encontró que gran parte de la grasa todavía estaba en buen estado y que los mamuts y caballos del hielo contenían estos ácidos grasos esenciales. El perfil de la grasa de los mamuts ha resultado ser similar al de las poblaciones modernas de caballo de Yakutia (Siberia), que durante los meses de invierno mantienen un estado de semi-hibernación.
Así, se hallaron pruebas para considerar que este estado de semi-hibernación también podría haber sido el que desarrollaran las poblaciones de mamuts, ya que para sobrevivir en los ambientes árticos estos animales se habrían beneficiado de un comportamiento similar en las épocas más frías, además de que el tipo de grasa subcutánea encontrado es el que permite esta adaptación al frío.
Los Omega-3 son ácidos grasos esenciales poliinsaturados --el organismo humano no los puede sintetizar-- imprescindibles para la vida, que se encuentran en alta proporción en los tejidos de ciertos pescados y en algunas fuentes vegetales como las semillas de lino, la semilla de chía, los cañamones y las nueces.