Este conjunto de pinturas fue descubierto en 2015 y lo conforman 17 unidades gráficas, todas ellas ejecutadas en color rojo
SANTANDER, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Cueva Auria, que se descubrió en 2015 en el Desfiladero de la Hermida, es protagonista de un artículo publicado en la revista de difusión internacional sobre arte rupestre 'International Newsletter on Rock Art' (INORA).
El artículo, firmado por los arqueólogos Roberto Ontañón, Ramón Montes, José Manuel Morlote y Emilio Muñoz, se publicó en enero de este año y tiene edición bilingüe (francés e inglés) y de distribución internacional, ha informado el Gobierno de Cantabria en nota de prensa.
Dirigida por Jean Clottes, experto de prestigio mundial, INORA recoge las últimas novedades sobre arte rupestre en el mundo, sobre todo los más recientes descubrimientos y avances en el estudio de esta forma de expresión gráfica.
Está editada por la Asociación para la Difusión del Arte Parietal Europeo (ARAPE), en colaboración con la Comisión Científica de Arte Prehistórico de la UISPP, la Federación Internacional de Organizaciones de Arte Rupestre (IFRAO) y el Comité Internacional de Arte Rupestre (CAR-ICOMOS), con el apoyo del Ministerio de Cultura francés y el Consejo departamental de Ariège.
El descubrimiento de la cueva Auria, en el municipio de Peñarrubia, fue realizado por espeleólogos del Espeleo Club Sabadell, quienes, intentando forzar un paso estrecho al fondo de esta pequeña cavidad de suelo descendente, observaron en el techo unos puntos de color rojo que achacaron a la mano humana.
Lo comunicaron al Gobierno de Cantabria y al Ayuntamiento de Peñarrubia, que les apoya en las exploraciones que desarrollan hace más de veinte años en la zona. De inmediato se puso en marcha el operativo para comprobar esa inesperada noticia y, en caso de confirmarse, proceder al estudio y protección de la cavidad decorada.
Tras un primer examen se pudo corroborar que aquellos puntos eran resultado de la acción humana y, además, de una época remota, probablemente de momentos antiguos del Paleolítico superior (hace unos 25.000 años).
El conjunto parietal se reparte en ocho paneles distribuidos por los sectores central y final de la cavidad, que salva un desnivel de 12 metros en unos 30 metros de longitud. Está compuesto por 17 unidades gráficas, todas ellas ejecutadas en coloro rojo mediante la técnica de la impresión digital, con excepción de un disco realizado por soplado.
Se trata de puntuaciones hechas con la yema de los dedos, en ocasiones aisladas y en otras, formando composiciones. Entre estas destacan un motivo geométrico con dos hileras de puntos dispuestas en vertical y convergentes en los extremos, dando lugar a una figura fusiforme ondulada, y un motivo de gran tamaño y estructura compleja construido con cuatro hileras paralelas de puntos.