CIUDAD REAL, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha en Ciudad Real y del Hospital General Universitario de Ciudad Real han realizado un estudio que arroja como resultado que se ha conseguido aumentar el efecto terapéutico de la radioterapia y quimioterapia para tumores cerebrales sin aumentar sus efectos adversos en células sanas.
Este estudio profundiza en bases moleculares y celulares de una nueva terapia combinada para hacer frente al glioblastoma multiforme, el tumor cerebral primario más común y de peor pronóstico.
El estudio, dirigido por el profesor de Biología Celular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha en Ciudad Real Mario Durán-Prado, se ha centrado en la intervención metabólica del tumor previa al tratamiento con radio y quimioterapia.
La supervivencia media de los pacientes afectados por un glioblastoma multiforme es de 50 semanas, incluso después del tratamiento más avanzado consistente en cirugía, quimioterapia y radioterapia, ha informado la UCLM en nota de prensa.
Ese desalentador pronóstico es debido a múltiples factores entre los que destaca la dificultad de la propia cirugía, que deja células tumorales residuales que posteriormente desarrollan resistencia al tratamiento. Los investigadores explican en su estudio que las células de este tipo de tumores cerebrales primarios no utilizan vías metabólicas estándar para obtener energía porque tienen elementos moleculares defectuosos.
Sin embargo, ponen en marcha vías alternativas que les permiten desarrollarse en un entorno hostil incluso a concentraciones muy bajas de oxígeno. En estas condiciones, las células tumorales generan, como efecto secundario, un gran número de moléculas antioxidantes que les proporcionan una defensa incrementada a la radio y a la quimioterapia.
Para atajar ese problema, el equipo de investigación ha tratado las células tumorales con coenzima Q10 para forzarlas a utilizar fuentes de energía estándar, a pesar de su imposibilidad, haciéndola creer que toda su maquinaria es correcta.
Como consecuencia, asegura, el profesor Durán-Prado, "las células tumorales reducen su actividad metabólica y en paralelo sus defensas antioxidantes". "Una vez bajan la guardia, la radioterapia y quimioterapia triplican su efecto terapéutico en comparación con células tratadas de la forma clásica", ha explicado.