Accedió al cargo comprometiéndose a no hacer una DUI y ahora aspira a restablecer el Govern cesado
BARCELONA, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
Este miércoles se cumple el segundo aniversario de la primera investidura de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, que tuvo lugar el 10 de enero de 2016 cuando todo parecía indicar que no habría acuerdo entre los partidos independentistas para pactar un presidente.
Se cumplen dos años de aquel pacto en una situación similar, ya que los partidos independentistas vuelven a estar encallados en el mismo punto, aunque por motivos diferentes: en 2016 no se ponían de acuerdo en quien debía ser el presidente, ahora sí avalan que sea Puigdemont, pero no tienen claro como materializarlo.
Hace dos años Puigdemont llegó a la Presidencia de la Generalitat por sorpresa y contra todo pronóstico, ya que entonces el candidato inicial para JxSí era Artur Mas, pero la CUP se negaba a avalarlo y presionó hasta lograr 'in extremis' su objetivo, que JxSí cediera y propusiera otro nombre.
El pacto se tejió el día 9 de enero justo un día antes de que expirara el plazo para investir un presidente: si Artur Mas no hubiera renunciado o la CUP no hubiera levantado el veto, Catalunya tendría que haber vuelto a celebrar elecciones en la primavera de 2016 con los partidos soberanistas enfrentados.
Si en 2016 el punto de tensión estaba entre JxSí y la CUP, actualmente los 'cupaires' no están en el foco y las discrepancias se producen entre ERC y JuntsxCat: los primeros tienen dudas sobre la viabilidad de investir a Puigdemont a distancia y los segundos no contemplan otra alternativa.
Ahora el debate se centra en buscar un mecanismo que permita una investidura telemática, bien sea por videoconferencia o delegando en otro diputado la comparecencia que Puigdemont debería hacer ante el pleno.
En su comparecencia presencial de hace ahora dos años, intervino en el hemiciclo para avisar de que sería el presidente de una etapa de transición entre "la postautonomía y la preindependencia", y se comprometió a aplicar la declaración que aprobaron JxSí y la CUP antes de su investidura para sentar las bases del proceso independentista.
"Tenemos que empezar a caminar a la luz de la declaración del 9N para iniciar el proceso de constitución de un estado independiente", defendió entonces, sin contemplar en ningún caso la vía unilateral.
Después esta vía adquirió fuerza y Puigdemont avisó meses después de que convocaría una consulta independentista con o sin permiso del Estado --con su ya célebre frase 'referéndum o referéndum'--, un paso al que le siguieron las leyes de 'desconexión' y la proclamación de la independencia.
PRIMERA ENTREVISTA
Cinco días después de ser investido, en su primera entrevista en TV3 como presidente, Puigdemont descartó una declaración unilateral de independencia: "No está previsto. Nuestro compromiso electoral no era una declaración unilateral de independencia".
Su objetivo entonces era empezar a redactar una constitución catalana y, a través de un referéndum posterior, buscar que "una mayoría" de catalanes avalaran un nuevo Estado catalán.
El plan del recién investido presidente era distinto al que finalmente llevó a cabo: su objetivo era "ensanchar" la base del soberanismo fomentando la participación ciudadana en las redacción de esta norma, luego celebrar un referéndum y finalmente unas elecciones constituyentes tras las que, entonces sí, se declararía la independencia de Catalunya.
Ahora el plan es distinto y pasa por restituir el Govern cesado en aplicación del articulo 155 de la Constitución y restaurar la república catalana que se votó proclamar en el referéndum del 1 de octubre.