BARCELONA 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) de Barcelona han detectado por primera vez la existencia de alteraciones biológicas en el síndrome del intestino irritable, lo que permitirá mejorar el diagnóstico y personalizar los tratamientos teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada paciente.
Según ha informado el centro de investigación en un comunicado, este descubrimiento supone un cambio "radical" en la visión médica que hasta ahora se tenía de esta enfermedad, que estaba considerada de tipo funcional.
"Todos los datos hallados han ido dando forma a un nuevo enfoque diagnóstico, que hasta ahora se sustentaba, fundamentalmente, en la naturaleza crónica de los síntomas, sin la existencia de signos evidentes de enfermedad orgánica", ha asegurado el responsable del estudio, el doctor Javier Santos.
El síndrome del intestino irritable afecta al 15% de la población adulta y representa, según ha añadido Santos, el 2% del gasto sanitario.
Su sintomatología incluye dolor abdominal crónico y recurrente, acompañado de alteraciones del ritmo intestinal, que van desde el estreñimiento hasta la diarrea intermitente crónica, pasando, en el caso de algunos pacientes, por períodos que alternan estreñimiento y diarrea.
El hallazgo permitirá desarrollar marcadores útiles para el diagnóstico y mejorar los tratamientos existentes, dirigidos hasta ahora a tratar los síntomas y no a la erradicación del origen de la dolencia, conocida también como colon irritable.
El trabajo de los investigadores, pertenecientes al grupo de investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR, ha sido recientemente publicado en la revista 'American Journal of Gastroenterology'.
PREDISPOSICIÓN POR ESTRÉS
El estudio también ha identificado una predisposición a padecer este síndrome en aquellas personas con un elevado nivel de estrés psicológico.
"La crisis ha agravado el estado de algunos pacientes o ha hecho que otros debutaran con síntomas", ha explicado Santos, recordando también la importancia de la genética en esta dolencia.