BARCELONA 2 Nov. (EUROPA PRESS) -
La escritora Esther Tusquets publicará el miércoles 'Confesiones de una vieja dama indigna' (Bruguera), segundo volumen de las memorias que inició en 2007 con 'Habíamos ganado la guerra'.
En este libro explica incluso cómo firmó "sin excesivo dolor" el contrato de venta de la editorial Lumen a la multinacional Bertelsmann.
Hizo la venta confiando en que la sinergia les beneficiase a ambos, pero luego vio que los libros se vendían "igual que antes" y que la "eficacia y seriedad" que le suponía al sello alemán no existían y en realidad "reinaba un caos parecido al de muchas empresas españolas".
Recuerda también que en las reuniones entre los editores de Bertelsmann se tenían que exponer los "argumentos de venta" de los títulos que iban a publicar, pero no se trataba de destacar la importancia de los autores o la calidad de los libros sino de las posibilidades de hacer una versión cinematográfica, "a poder ser con Julia Roberts y Richard Gere", y sobre todo que la obra saliera en televisión.
"Si me lo hubieran confesado el primer día, yo no habría perdido tanto tiempo hasta descubrirlo", reconoce en el libro Tusquets, en cuyo trabajo Bertelsmann no interfirió, ya que con Lumen seguía editando los libros que quería.
ACORTAR LA VIDA DEL LIBRO
Pero en todo caso su "lucha" llegaba al cabo de medio año de editar un título porque, a no ser que hubiese tenido un gran éxito, tenía que batallar para que no destruyeran los ejemplares sobrantes y suprimieran el título del catálogo.
"Con aquella política se guillotinan en España cientos de miles de ejemplares al año y se consigue que la vida de los libros sea efímera", asegura la escritora.
En sus relatos, la que fue durante 40 años directora de la editorial Lumen explica la vida cultural de Barcelona y Madrid durante los años 60 y 70, en la que no faltan personajes de la 'gauche divine' como Carlos Barral, su hermano Óscar Tusquets, Luis García Berlanga, Ana María Matute, Pablo Neruda y Carmen Martín Gaite.
Además de su vida profesional y social, la escritora explica su vida privada, sentimental, amorosa y cotidiana, como en el primer volumen.
Reconoce que se hundió "en la única depresión auténtica" de su vida cuando se separó de su marido, Esteban, se enfadó con el poeta y amante José Batlló, y ocho días más tarde murió su padre.
"Una depresión auténtica no consiste en un estado de ánimo, sino en una enfermedad. Esto sólo lo sabemos, aparte de algunos médicos, los que hemos estado de veras deprimidos", explica antes de relatar sus años de psicoanálisis y psiquiatra.
Entre la separación de su marido y la fiesta de su 50 cumpleaños, que marca "el punto máximo" de su plenitud "tras el que comenzaría, lenta, la decadencia", hubo muchas fiestas, cenas, salidas nocturnas, amigos y viajes, asegura la escritora.