Fue sede de las milicias que pararon el golpe de 1936 y embrión del Museu Marítim
BARCELONA, 10 Feb. (EUROPA PRESS) -
La incertidumbre sobre el futuro que la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) decidirá para el edificio de la Facultad de Náutica de Barcelona (FNB) en el Pla de Palau ha hecho aflorar la relevancia histórica del edificio y del centro educativo para la capital catalana.
Además de ser una institución que ha formado a miles de navegantes --sólo este curso tiene 700-- tras más de 240 años, dos hechos perfilan su importancia para la ciudad: fue la sede de las milicias antifascistas que pararon el golpe de 1936 y el embrión del Museu Marítim.
En el campo académico es la facultad más antigua de la UPC y la de náutica que ha funcionado más tiempo en el Estado, y en el urbanístico, ha contribuido a cerrar el Pla de Palau, diseñándose con un parecido al exterior de la Llotja de Mar para darle armonía al lugar.
La enseñanza náutica en Barcelona se remonta al 1769 cuando la Junta de Comercio creó su primera escuela gratuita, que fue de este campo, cuya formación a mediados del siglo XIX pasó a manos privadas para después ser competencia de la Diputación de Barcelona primero, y del Estado después.
Antes de recalar en el edificio en el que pervive, la formación en náutica pasó por un piso de la Barceloneta, el convento de Sant Sebastià --estaba en la plaza que queda ahora al lado de la Llotja-- y unos pisos en el Pla de Palau, sobre el restaurante 7 Portes.
El edificio de ahora es de 1932, fue obra de Adolf Florensa, y se instaló en terrenos cedidos por el Ayuntamiento --no sin rechazo vecinal en la Barceloneta por creer que rompería su relación con la ciudad--, y con la Diputación completaron la financiación incompleta del Estado.
Lo ha rememorado en declaraciones a Europa Press el piloto retirado de la marina mercante Javier Moreno, cuya tesis universitaria versa sobre la historia de la facultad, que cree que valida que continúe en su edificio, y más teniendo en cuenta que la UPC no contribuyó a financiarlo.
"El alma de la cultura marítima de Barcelona es la Facultad de Náutica", ha reivindicado, y la ve excepción histórica al funcionar 244 años casi sin interrupción --no cerró ni por la Guerra Civil--, ya que la de Bilbao es anterior (1739) pero estuvo décadas clausurada.
VISITA DEL HERMITAGE
Hasta el momento, los únicos interesados en el edificio de la facultad barcelonesa han sido los promotores de la sucursal del Museo Hermitage, que lo visitaron antes de Navidad acompañados del Ayuntamiento, según ha explicado a Europa Press el decano de la FNB, Santiago Ordás.
El teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, ha destacado que desde el Hermitage manifestaron que "buscaban un lugar provisional mientras buscaban el definitivo", y la UPC pidió si podían ponerlos en contacto, pero no detalla quién del consistorio acompañó a la delegación.
Ordás cree que el clúster náutico obliga a que la facultad siga en Barcelona, y lo mejor sería mantener el edificio y ampliar la actividad en otro espacio: "Si esto no es posible, si la universidad decide que debemos ir a otro edificio que sea para ir a un espacio mejor".
Recuerda que el Puerto tiene cuentas pendientes desde 1997 con la facultad --tuvo que dejar un edificio en el Moll d'Espanya de 1.500 metros cuadrados y su lámina de agua por la reforma del Port Vell--, y que su material náutico de prácticas está en dos contenedores donde recalará la futura marina de yates de gran eslora.