BARCELONA 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
La tortuga laúd ahogada a menos de un kilómetro de la costa de Sitges (Barcelona) llevaba entre dos y tres días muerta, enredada en la cuerda de un aparejo de pesca para capturar pulpos a dos metros por debajo de la superficie, por lo que se encontraba en un "avanzado estado de descomposición".
En declaraciones a Europa Press, técnicos de la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (Cram) han explicado que, tras practicar este jueves la necropsia, parece "evidente" que la muerte del quelonio fue por ahogo, ya que los órganos vitales presentaban un buen estado a simple vista.
El veterinario del Cram Pascual Medina ha explicado que, en una escala del 1 al 5 sobre el estado de descomposición, la tortuga superaba el 3, en parte debido a las altas temperaturas de estos días. El cadáver pertenecía a una hembra de 286 kilogramos y unos 2,05 metros de longitud.
Los especialistas se centran ahora en averiguar la "causa anterior" que llevó a la tortuga a una zona tan poco habitual para esta especie como la costa Mediterránea, al tiempo que estudios toxicológicos y genéticos intentarán determinar su procedencia y una eventual contaminación de metales pesados en su organismo, entre otros aspectos.
Técnicos de la Conselleria de Medio Ambiente de la Generalitat rescataron este miércoles el cuerpo sin vida de una tortuga laúd que fue avistada a mediados de julio frente a las costas del Garraf (Barcelona), lo que supuso la segunda cita documentada de esta especie en Catalunya, en peligro crítico de extinción a nivel mundial.
Para extraer su cuerpo del agua, localizado a unos 725 metros de la costa de Sitges, fue necesario el uso de la grúa del puerto de Aiguadolç.
Embarcaciones de la Agencia Catalana del Agua (ACA), que realizan tareas de limpieza y vigilancia durante la temporada de playa en Catalunya, habían avistado al animal en julio, y desde entonces le habían seguido la pista periódicamente entre Sitges, Vilanova y Calafell, hasta que el domingo pasado comprobaron que llevaba enganchada una boya.
La presencia de una tortuga laúd en el Mediterráneo es extremadamente rara, puesto que vive en aguas profundas del Atlántico, normalmente de latitudes tropicales y subtropicales, y su presencia tan solo había sido documentada en otra ocasión, hace unos diez años en aguas próximas al Delta del Ebro.
La tortuga laúd --'Dermochelys coriacea'-- es la más grande de las tortugas existentes y se encuentra en grave peligro de extinción debido al deterioro de las playas en las que desova, la mortalidad por aparejos de pesca y por asfixia tras ingerir bolsas de plástico que confunde con medusas, parte importante de su dieta.
Según Medio Ambiente, la presencia de esta tortuga demuestra las "buenas condiciones" que mantiene la costa para albergar especies marinas amenazadas, aunque también muestra la "fragilidad" de las mismas, así como la necesidad de proseguir con la implementación de medidas que garanticen su conservación.