MADRID 3 Nov. (Por Rocío Linares) -
Manolo García vive entregado a su guitarra, al lienzo y al papel. Acaba de presentar su quinto álbum en solitario, ha montado una exposición de sus pinturas y dibujos y también ha editado un libro que es una especie de cajón desastre de sus últimos años de creatividad.
Con el fin de provocar una sonrisa, saca su lado más irónico y cañero para recuperar la inocencia de cuando comenzó en la música. Su vida es su trabajo y esto le reporta la vitalidad que necesita para gastar las madrugadas delante de un lienzo. Las fábulas que canta y pinta van directas a las emociones de sus seguidores para sacar lo mejor de ellos mismos, según el artista.
- ¿Cómo es este nuevo álbum?
- Lo más nuevo es que he ido a trabajar con músicos a Estados Unidos y podemos ver una parte más eléctrica y más rockera de mi música. En este disco me he tirado un poco para atrás, porque tenía ganas. No he vuelto al mismo punto, porque es imposible, pero sí a un momento en el que yo me he encontrado como cuando empecé en la música, con inocencia. El resultado ha sido un disco de 'powerpop'.
- ¿De dónde sale tu estilo tan peculiar?
- Mi estilo es el resultado de la curiosidad, de las ganas de picotear, de no conformarme con lo que tenga. Hay que ser ambicioso. Tenemos la suerte de poder alimentar el espíritu con canciones, libros, películas, abrazos y risas. Esa es la parte que a mí me interesa cultivar. Esa necesidad sigue intacta en mí, la de buscar nuevas emociones, una nueva ilusión. Siempre me ilusiono cuando pienso que voy a hacer un nuevo disco.
- ¿Sentías que te habías quedado estancado?
- No, nunca. Pero me gusta cambiar para no aburrirme porque si me aburro también aburro a mi público. Me pongo retos y me voy a grabar con gente que no conozco de nada. Es un reto porque tengo que convencerlos de que toquen como quiero. Nunca me faltan ganas de seguir creando. A veces después de sacar un disco, hacer la gira y pasar un tiempo largo de exposición al público acabo agotado, pero sólo se trata de dormir unas horas.
- ¿Qué le quieres decir a tu público con este dinamismo?
- Yo no sé si puedo servir de ejemplo para alguien. A mí me gusta la gente dinámica y con mi música pretendo hacer que la gente se mueva o que haya algo de inquietud en ellos.
- ¿A quién le cantas en tu nuevo disco?
- Le canto mucho a la gente. Canto a la gente que veo en los conciertos, aunque son personas anónimas, cada una tiene su historia, sus emociones y sus sentimientos. Los escojo para cantarles. Intento buscar lo bueno que tenemos todos y borrar lo malo.
- Eres admirado por el público y artistas, ¿qué hay en ti que conquista?
- Quiero pensar que es tan sencillo como que hago canciones. Ellos quieren música y yo la hago.
- Pero son más que música...
- Sí, a mí me gustan las canciones con mensaje. La música de baile, también me parece importante, pero me gusta más la música que te induce a la reflexión y te produce emoción. Para mí los textos en una canción son vitales. Me dejo la ilusión en componer.
- ¿Tus letras están inspiradas en ti?
- Tienen mi visión de la jugada y mi forma de estar. No tienen mis vivencias personales. Las personas que escuchan mis letras y piensan que así soy yo están equivocadas. Así solo son mis canciones. A la vez hay miles de fragmentos propios en cada canción porque mi trabajo es fruto de la curiosidad. Soy un detective de pacotilla de momentos y así surgen mis canciones. Me gusta preguntar y escuchar, me encanta que me cuenten cuentos y yo pretendo contar fábulas.
- Tus obras hablan de abstracción, de libertad...
- Yo llevo mi pequeña vida bohemia, no estoy atado a normas. Tengo la suerte de que puedo crear pequeños mundos y puedo provocar pequeños cataclismos inofensivos, además así me gano la vida y según me cuentan hago bien a otros. Esto merece postración a los dioses y ofrendas. Me produce una alegría absoluta y estoy deseando seguir así.
- ¿Te has hecho a tu música o ella se ha hecho a ti?
- Las dos cosas realmente. Me he formado gracias a una disciplina y unos compañeros con los que he compartido camino. Todos con los que he trabajado me han aportado muchas cosas que están en mí y siempre he intentado sacar lo mejor de ellos. También me parece que sin práctica es imposible avanzar. El oficio se aprende errando.
- ¿Cómo trabajas?
- En la música, nunca hago la mejor canción. Siempre pienso que es aceptable y me propongo hacerlo mejor la próxima vez. En la pintura simplemente me dejo llevar por lo que se me ocurre en ese momento y me pongo delante de la tela. Para mí, un plan para una noche puede ser un vaso de vino y un bocadillo de lomo y estar pintando hasta las cuatro de la mañana. Cuando tengo una iluminación, empiezo otra cosa y así funciono.
- ¿Eres muy ambicioso y exigente?
- Absolutamente. Hasta el último momento. A veces, después de grabar un tema, se me ocurre corregir partes. Un disco o un libro no se acaba, sólo se abandona. No acabaría nunca un disco, siempre lo estaría retocando porque cada día soy una persona diferente con una vida distinta. No me gusta ser el mismo siempre por eso busco diferentes oficios y me enredo en muchas cosas. Todo me parece interesante.
- ¿Eres pragmático?
- Para nada. Soy muy poco acomodaticio. Me peleo conmigo mismo y me digo: 'fuera, salga, esto está fatal'. Me peleo sin violencia porque al final me voy a necesitar (risas).
- ¿Vives para crear?
- Sí, dedico todo mi tiempo a esto. Siempre estoy maquinando. Desde que acabé mi anterior gira en 2009 he hecho un disco, he sacado un libro y he montado una exposición. Soy escéptico pero participativo. Ahora tengo muchas ganas de todo.
- ¿Dónde te sientes cómodo creando?
- A salto de mata. A veces estoy con la guitarra en un camerino y me sale una combinación de acordes que me gusta consigo media canción. Compongo en los trenes y también en la habitación de un hotel. Después acabo de perfilar en una pequeña habitación, pero no doy descanso a mi creatividad. Estoy siempre de guardia porque es un servicio al ciudadano, que soy yo mismo. Y estoy encantado de que sirva a otros.
- ¿Qué te queda por hacer?
- Muchas cosas pero ya estoy contento con lo que hago. Solo quiero que los dioses me sigan tirando canciones y me dejen pintar cuadros. También quiero tener tiempo para tomar un café con los amigos. No estoy obsesionado con tener una producción artística muy alta. Lo importante es estar en buenas condiciones para ofrecer lo mejor de ti. Si estás cansado y quemado no das nada bueno a los demás.
- ¿De todo lo que haces, qué es lo que más te gusta?
- Todo. Parecerá una tontería pero como tengo un carácter muy curioso, me gusta que diferentes caminos me lleven a un resultado que es para mi muy aleccionador. Estos caminos convergen, divergen, pero siempre al final me hacen avanzar y tiro para adelante. Me dan la posibilidad de avanzar que es lo que más me apetece. Trato de buscar un horizonte que sé perfectamente que no estará cuando yo llegue.
- ¿Volverías a trabajar en grupo?
- A estas alturas del partido no. Si hablamos de algo serio, como una obra completa, no. Tiene que ser alguien que admire y respete mucho. Soy un creador humilde, hago música pop, tampoco nada del otro jueves. Tengo mi amor propio como músico y avanzo en mi camino. Aunque pueda hacer cosas paralelas, la fuerza motriz es la mía. Me siento máquina y tengo que crear. Toco la pandereta si hace falta para alegrar a los demás.
- ¿A quién admiras tanto como para trabajar con él?
- Tendría que meditarlo porque admiro a mucha gente. En mi disco ha cantado una chica de Cataluña de la que me gustan sus discos y le pedí una colaboración. Yo tengo cubierto el papel, si me gusta un guitarrista lo busco para que colabore en mi disco.