MADRID, 21 Ago. (CHANCE) -
La actriz mexicana Salma Hayek ha concedido una entrevista a Vanity Fair con motivo del galardón que obtendrá el próximo septiembre de la mano de la revista. Hayek recibirá el título de Personaje del Año Vanity Fair en la edición española del magazine con motivo del 30 aniversario de su fundación. La intérprete se ha sincerado y ha abordado numerosos temas como la política migratoria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump o lo mucho que ha cambiado su carrera desde su debut con El callejón de los milagros y Desperado.
La intérprete de 51 años lleva más de dos décadas en la gran pantalla y se ha codeado con los artistas más ilustres de Hollywood: Will Smith, George Clooney, Matt Damon, Penélope Cruz... E incluso los más grandes directores como Tarantino. En 2011 protagonizó la película La Chispa de la Vida del director español Álex de la Iglesia, quien solo tiene buenas palabras para la actriz: "Tiene mirada, carisma y un temperamento inabordable. Y, como actriz, no puedes pedirle a alguien que tenga eso porque sí. Posee una vida y es de lo que se nutre. Es, como Tom Cruise, un animal de cámara, una chica normal a la que ruedas... y cambia todo".
Salma ha cosechado una gran cantidad de éxitos aunque no todo han sido cuentos de hadas para ella. Tras filmar la película biográfica de la artista Frida Kahlo en 2003, obtuvo una nominación al Oscar como Mejor Actriz, algo que en vez de abrirle caminos le limitó en cuanto a papeles se refiere: "Tras ser la primera latina nominada al Oscar a mejor actriz principal me siguieron ofreciendo lo mismo y en la misma cantidad. Fue como si no hubiera pasado", ha comentado la mexicana.
Y es que para Salma el mundo "Hollywoodense" no es tan bonito como lo describen. El pasado año salió a la luz la noticia de que el productor Harvey Weinstein había abusado de una gran cantidad de actrices. Ante ello, Hayek no se quedó callada y alzó la voz como otras intérpretes y escribió una columna en el New York Times llamada Mi Monstruo, Harvey Weinstein donde contaba el martirio que fue trabajar con él y ahora ha declarado como de tajante fue con él: "No a bañarme con él. No a que me viera bañarme. No a que me diera un masaje. No a que un amigo suyo, desnudo, me diera un masaje. No a que me hiciera sexo oral. No a desnudarme junto con otra mujer".
La mexicana nunca se ha limitado a nada pues después de estar delante de las pantallas, pasó a estar en segundo plano y empezó su carrera como directora. Fue durante la película The Maldonado Miracle cuando se dio cuenta que su mente estaba hecha para ser directora: "Ahora me doy cuenta de que nunca quise ser actriz. Es lo que yo entendía que me iba a meter a este mundo del cine donde todo es posible, pero a mí no me gustan las limitaciones".
Los primeros años no fueron muy fáciles para la Salma joven pues le costó hacerse un hueco en la industria del cine ya que las actrices latinas no solían hacerse con los papeles importante. Por ello, Vanity Fair también ha querido preguntarle sobre la política migratoria de Trump y la directora ha dejado muy claro que no le gustan los extremos: "No se deberían hacer las cosas por miedo, por odio o por poder político, y creo que la inmigración se usa para conseguir ese poder, pero conviene tener responsabilidad moral, conciencia y compasión por las vidas y por los seres humanos. Si perdemos eso, se muere el mundo. Para arreglar el problema, habría que estudiarlo globalmente, buscar soluciones no tan simples, porque tampoco puedes decir: 'Que entren todos'. Es una ecuación complicada. Se pierde muchísimo tiempo viéndolo desde un punto de vista político y no hay suficientes mentes brillantes trabajando en la solución. Y tampoco siento que Estados Unidos lo esté haciendo de una manera humana ni inteligente".