MADRID 4 Feb. (EUROPA PRESS) -
El tercer desfile de la segunda jornada de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid ha estado marcado por un pase doble en el que el segundo en desfilar ha sido Carlos Díez. El diseñador nos ha mostrado su particular universo ambigüo.
En primer lugar, hemos visto originales estampados en los que los colores negro, verde oliva, amarillo, blanco y gris se entremezclaban, mientras que un poco más tarde hemos visto los floral print sobre un mostaza intenso. Especial mención para la combinación de ambos.
Monos enteros que solo se ajustaban a la silueta en la cintura, faldas sobre pantalones, pantalones baggy, vestidos tipo capa, petos cortos en versión mini con tirantes cruzados en la espalda... Todo vale en el mundo de Carlos Díez.
En los detalles cabe destacar los cuellos holgados que se convierten en capucha y sobre los que encima iban colocadas gorras de Unified People. También hemos visto bombines sobre las cabezas y mangas tipo quimono.
En cuanto a los tejidos, Carlos Díez ha utlizado los paños de lana, crep de seda, punto de algodón, trictot de lana y chifón que cobraban vida en siluetas vaporosas de estilo masculino y femenino, pero sobre todo amplias y cómodas.
En los pies, unas prácticas y cómodas Converse a veces en zapatilla y otras a modo de bota, pero eso sí, siempre planas. Fuera tacones.
MARIA ESCOTÉ: UN ESTADO DE SHOCK A BASE DE NEÓN
Rosa, verde, amarillo y naranja fluorescente. La diseñadora catalana ha mirado al ritmo desenfrenado de la sociedad actual: velocidad y un "carpe diem artístico" en una colección en la que el impacto visual en una explosión de tonos fosforitos sobre fondos negros, strass y animal print han sido la nota estridente y rompedora.
La estética disco de los 70 ha renacido sobre la pasarela. Pantalones de campana con estampado de leopardo, vestidos lady con faldas en ebasé y un frenesí colorista que ha sacado toda su fuerza y potencia sobre la luz ultravioleta.
El negro ha sido el particular lienzo sobre el que se han sucedido las pinceladas de color y las aplicaciones plateadas con forma de cruz egipcia, decorando faldas, hombros y dibujando baberos sobre jerséis con una estética nu rave.
Una mirada cómplice a una sociedad con ciertas reminiscencias punk tanto en ella como en él.
El hombre ha jugado a insinuar de la mano de camisas de gasa negra que hacían sutiles juegos de transparencias y contrastes con los cuellos y puños en su apuesta estrella: el flúor. El jersey también ha sido una prenda muy utilizada, combinada con una fina lluvia de cruces egipcias o con rayas fluorescentes de vinilo. Maria Escoté también concibe al hombre como seguidor del animal print en pantalones de talle alto.
Esa inmediatez, ese frenesí y desenfreno que ha querido expresar la diseñadora de la mano de su colección 'Shock' se ha manifestado gracias a los fortísimos contrastes no sólo entre colores sino también en las estructuras, en donde los impactos visuales han sido su mejor aliado. La mayor expresión de esta fuerza han venido de la mano de los vestidos con asimetría en los bajos en materiales vaporosos que se caracterizaban por un movimiento constante.
Maria Escoté ha apostado por la altura desmedida en todas sus vertientes: botas de media caña con plataforma y tacón, sandalias con strass y deportivas con mega plataforma para el día a día.
Una fusión de tendencias que se traduce en una nueva visión alternativa de la estética nu rave de lo más prometedora.