MADRID 20 Oct. (EUROPA PRESS) -
El pasado viernes mientras los luxemburgueses engalanaban sus calles para acoger el enlace más importante del año, los herederos al trono disfrutaban de una fantástica cena de gala a la que acudieron numerosos representantes de las principales casas reales de Europa.
Pero desgraciadamente, los Príncipes de Asturias no acudieron a la cita y se convirtieron así en los grandes ausentes de una noche en la que Guillermo de Luxemburgo y su mujer, Stéphanie de Lannoy no podían ocultar la inmensa alegría por su recién estrenado matrimonio.
Y es que tan solo tres horas antes, los príncipes herederos se habían dado el 'sí, quiero' en una ceremonia civil que tuvo lugar en el ayuntamiento de la capital bajo un clima íntimo y sencillo muy diferente del vivido este sábado con la ceremonia religiosa.
La majestuosa cena de gala tuvo lugar en el Palacio Gran Ducal y a ella acudieron más de 350 invitados entre los que encontramos a diferentes representantes reales procedentes de diferentes puntos geográficos como Marruecos, Japón y Jordania.
Los primeros en llegar fueron Máxima de Holanda y el Príncipe Guillermo de Inglaterra. La princesa de Holanda eligió para la ocasión un vestido palabra de honor en color burdeos adornado con pedrería y una preciosa estola de plumas.
Pero si hay alguien que eclipsó con su look esa fue Carolina de Mónaco, quien se enfundó en un espectacular vestido negro de pedrería con una diminuta torera a juego que quedaba a la perfección con una preciosa gargantilla que realzaba su escote.
Ya en el interior del palacio, todos los invitados disfrutaron de una exquisita cena y atendieron atentamente al emotivo discurso del Gran Duque que glosó las virtudes de su ya nuera y su fortaleza por la reciente muerte de su madre, no escatimando elogios para su primogénito y heredero Guillermo.