Por M. J. Moreno
'La Dinámica Espiral' es uno de esos libros que según se lee, el lector desea saber más. Con 'La Dinámica de la Espiral' o 'Spiral Dynamic' tenemos un mapa preciso que responde a las grandes preguntas y supone una cartografía precisa de la complejidad del ser humano, sobre cómo evolucionamos y por qué cambiamos.
¿En qué nivel de existencia me encuentro? Y en mi empresa ¿qué implican los valores que nos guían? Y en España, ¿dónde estamos social y políticamente? Pero sobre todo, ¿cómo podemos dirigir a nuestro favor los cambios inevitables de la vida?
Desde sus orígenes, el ser humano ha evolucionado de los primitivos homínidos pendientes sólo de alimentarse y protegerse de las inclemencias, a las sociedades tecnológicas de nuestro tiempo, en las que cada día se crean nuevas y más complejas necesidades.
Esa evolución se puede sintetizar en ocho etapas o niveles de existencia que se han sucedido a lo largo de la historia, y que se reproducen también en el desarrollo de cada persona a lo largo de su vida. Cada uno de estos niveles responde a unas condiciones del entorno y a la necesidad de las personas de adaptarse a ellas, con valores y capacidades cerebrales que también han evolucionado a través de milenios de historia desde la pura supervivencia y la defensa a la comprensión de la vida como un todo, en continua evolución.
CÓMO NACE LA DINÁMICA ESPIRAL
"Pero profesor Graves, ¿cuál es la buena?". Cansado de que sus alumnos de Psicología le preguntaran una y otra vez cuál era la teoría psicológica correcta, Clare W. Graves (1914 - 1986) decidió preguntar a sus estudiantes qué era para ellos una persona madura con el fin de encontrar una respuesta a esta pregunta. Durante años recopiló miles de testimonios que fue clasificando hasta llegar a elaborar la "Teoría de la emergencia cíclica de los niveles de existencia biopsicosociales", que definió con mucho sentido del humor:
"En resumen, propongo que la psicología del ser humano maduro sea un proceso emergente y oscilante que se despliega en forma de espiral y que se caracteriza, a medida que van cambiando los problemas existenciales del ser humano, por la subordinación progresiva de sistemas de comportamiento antiguos a sistemas nuevos y más complejos."
Años después, los profesores Don Edward Beck y Christopher C. Cowan conocieron a Graves y comenzaron una colaboración, que continuaron tras la muerte de éste con el fin de dar a conocer el modelo de la Dinámica Espiral.
Robert Graves, investigó durante 25 años cómo evolucionan los seres humanos y las sociedades. Así llegó a definir ocho niveles de existencia, que muestran en la práctica el acierto del modelo de Abraham Maslow (1908 - 1970), pero a diferencia de él, Graves descubrió que la madurez psicológica no existía en cuanto estado, sino que era un proceso que se iba desarrollando en el tiempo y que quizá no tuviera fin.
Hasta la fecha, se han descrito ocho niveles, que van desde la más pura supervivencia a la visión holística, sintetizada en la creencia de que el mundo y su bienestar es cosa de todos, individual y colectivamente. La espiral reconoce algo evidente, que en la actualidad todos los niveles de existencia, menos el primero y el octavo (ambos muy minoritarios), conviven unos con otros, y conocerlos y comprenderlos es la clave para gestionar la diversidad.
La Dinámica Espiral reconoce la capacidad del ser humano para adaptarse al mundo, al tiempo que muestra cómo su evolución no es aleatoria sino que sigue una serie de etapas recogidas y analizadas en este libro, con multitud de ejemplos tomados desde la actualidad a hechos históricos. Para facilitar la descripción, las etapas se identifican con un código desarrollado por Don Beck, que en su versión más sencilla se traduce en ocho colores:
- Beige.- La persona se dedica simplemente a satisfacer sus necesidades fisiológicas. Corresponde a la humanidad en sus primeros momentos, cuando los seres humanos trataban de sobrevivir en el Valle del Rift, en el este de África.
- Violeta.- El individuo descubre la seguridad que le aporta la pertenencia a un grupo y el respeto por sus tradiciones. El ser humano en este nivel carece de visión de futuro y no tiene capacidad para planificar. El entorno es demasiado inestable y complejo como para que parezca posible hacerlo o, simplemente, le interese. Suceda lo que suceda, lo importante será mantener las tradiciones.
- Rojo.- La persona es consciente de que sus deseos son distintos de los de los demás y percibe su individualidad. Al mismo tiempo, se da cuenta de su poder personal, y ambos hechos le llevan a un egocentrismo absoluto, en el que quiere tenerlo todo sin pensar en nada más. La persona situada en este nivel vive al ritmo de sus deseos, los cuales quiere satisfacer de inmediato o, en su defecto, lo antes posible. Puede proyectarse hacia el futuro para saber cómo obtener lo que quiere y para ello es capaz de desarrollar estrategias y demostrar astucia. Sin embargo, no va más allá de los resultados.
- Azul.- Tras el individualismo insensible de la fase anterior, el ser humano necesita estabilidad y es el vínculo con la sociedad lo que aporta orden y sentido a su existencia. Una verdad última es la que define al individuo y al grupo. Es el caso de las sociedades teocráticas como el Vaticano, Arabia Saudí o el reino budista de Bután.
- Naranja.- Desencantada porque la verdad última no es una respuesta válida, la persona considera que obtendrá el bienestar con la satisfacción de sus necesidades materiales. Al contrario que el rojo, que era impulsivo, el azul es más estratégico, tiene una mayor visión de futuro y más capacidad para prever las reacciones de los demás, y utiliza ambas competencias para planear sus intervenciones de manera que le den el máximo de beneficios y el mínimo de sinsabores.
- Verde.- La persona cree que encontrará la felicidad en las relaciones afectivas con los demás. Una persona en este nivel estudia todas las posibilidades, pero toma la decisión final sobre la base de criterios emocionales y tiene en cuenta todas las sensibilidades.
- Amarillo.- La persona desarrolla en sí misma competencia, responsabilidad y autonomía, convencida de que ésa será la solución a sus problemas. Al mismo tiempo que sigue sintiéndose vinculado a los demás, el ser humano quiere ser independiente y responsable de su vida. En permanente aprendizaje, procura actuar dentro de un marco de principios, así como obtener lo que quiere siempre y cuando esto no tenga un impacto negativo sobre los demás y sobre el mundo.
- Turquesa.- La persona siente la necesidad de ensanchar su percepción a una visión holística que engloba toda forma de vida. Un día se descubre que tener en cuenta a los demás es insuficiente y el ser humano toma conciencia de que los problemas que se le plantean no pueden considerarse como elementos separados y desconectados, sino que deben ser tratados como una cuestión única. Entonces desarrolla una visión holística del mundo y actúa bajo ese marco.