MADRID, 20 Jun. (CHANCE) -
Parecía que el yoga estaba reservado solo a los adultos, pero no, también los niños pueden, y deben, practicar este ejercicio por la multitud de beneficios, físicos y mentales que tiene.
Yoga significa unión, del cuerpo, la mente, el corazón y el espíritu:
- Tu cuerpo, para fortalecer, coordinar, liberar y equilibrar.
- Tu mente, para desarrollar la claridad, la concentración y la imaginación.
- Tu corazón, pues se practica la alegría, la belleza, la compasión y el amor hacia uno mismo.
- Tu espíritu o el sentido de comunidad, la conexión con algo más grande y significativo en la vida.
DESDE CUANDO PUEDE UN NIÑO PRACTICAR YOGA
Lo ideal es que se practique desde que son bebés por ejemplo a través de masajes y si quieres llevarle a clases, lo mejor es que sea a partir de los 3 o 4 años. Algunas escuelas ofrecen yoga en familias, lo que te permite practicar yoga con tu hijo y en comunidad.
¿CÓMO ES UNA CLASE DE YOGA PARA NIÑOS?
Ante todo, es un espacio de juego, donde aprenden posturas como la tortuga, la montaña o el árbol, que les permiten sentir descanso, paz, fuerza y equilibrio. Es un espacio de canciones con las que aprenden historias. Es un espacio de cuentos en los que los protagonistas tienen sus mismos retos, como aprender a no compararse, que destacan la importancia del esfuerzo, o como gestionar un enfado o a hacer volar su imaginación. Es un espacio con momentos de silencio donde una historia (visualización) les ayuda a desarrollar la creatividad e interioridad. Es un espacio de sentidos donde se oye, se ve, se huele, se toca y se siente.
BENEFICIOS DEL YOGA EN LOS NIÑOS
1. Mejora la salud física y emocional, fuente de bienestar.
2. Equilibra el crecimiento y ayuda a eliminar molestias, especialmente en periodos de crecimiento.
3. Aumenta la coordinación, la conciencia espacial y el sentido del ritmo.
4. Desarrolla la flexibilidad y la fuerza en el cuerpo.
5. Reduce tensiones, facilitando la gestión emocional y el desbloqueo de emociones acumuladas.
6. Enseña a no juzgar, ni forzar ya que lo que haces hoy está bien.
7. Calma la mente y desarrolla la atención, potenciando su capacidad para estudiar y aprender.
8. Ofrece un espacio en el que estar contigo y donde conocerte mejor.
9. Proporciona seguridad, paz y serenidad, favoreciendo la creatividad y los talentos de cada uno.
10. Mejora la autoestima, fomentando la confianza en sí mismo y el respeto personal.
11. Aumenta la sensibilidad a las emociones de los demás, la empatía, y con ello mejoran sus habilidades interpersonales.
12. Fomenta la determinación, la perseverancia y el compromiso.
El yoga se conoce sobre todo por las posturas (asanas) en las que se desarrolla equilibrio, flexibilidad y fuerza. Su práctica desbloquea emociones acumuladas en el cuerpo.
Estas posturas de yoga parecen complicadas para un cuerpo poco acostumbrado a estirarse, pero en realidad es una práctica personal donde no hay juicio y nada está mal. Una habilidad emocional, la de no juzgar, que hace mucho bien a quien la practica.
El yoga ofrece a los niños un espacio donde reconocer su existencia como parte del mundo, y desde ahí aprender a respetarse, conocerse y honrarse a sí mismos, para así saber respetar, conocer y honrar a los demás.
El yoga, les proporciona autoconocimiento y seguridad y esto en los niños, se traduce en que confian mas en sí mismos. Esta base segura se convierte en un refugio, desde el cual desarrollar su curiosidad para aprender algo nuevo y alcanzar sus metas sin frustrarse, metas como llegar al timbre, a la mesa, ponerse un pantalón o atarse los zapatos.
La práctica del yoga aumenta la consciencia, es decir, la atención hacia nosotros mismos, para entender los pensamientos y las emociones, y así saber qué te está pasando. Este es el primer paso para gestionar las emociones, identificar lo que te pasa por dentro y gestionar mejor la ansiedad, frustración y esas rabietas que les hacen perder el control.
Los cimientos de estas aptitudes se construyen desde la infancia, ya que el ser humano es más receptivo al aprendizaje en esa etapa, hecho observado por la asociación El Parque de las Emociones en las actividades de educación emocional impartidas en colegios o en asociaciones de padres que han probado 'nuevas cosas' para relacionarse mejor con ellos mismos y con sus hijos.