MADRID 6 Jun. (CHANCE) -
El último capítulo de Juego de Tronos de HBO no ha dejado indiferente a nadie. La serie fantástica siempre se ha caracterizado por su alto contenido sexual, su compleja trama y su violencia descarnada; aun así, el último capítulo ha conmocionado hasta a sus más fervientes seguidores por sobrepasar todas las expectativas con una matanza general en una boda.
George R.R. Martin, el escritor de la célebre saga de libros en que se basa (Canción de Hielo y Fuego) sorprendió al mundo con sus escenas explícitas de violencia y su impredecible trama; en el primer libro (y primera temporada) mató a su protagonista principal, interpretado por Sean Bean; en este capítulo acaba con varios personajes principales más, incluido una reina embarazada que es apuñalada numerosas veces en el vientre. Algunos fans le han acusado de cruzar el límite de lo aceptable con estas escenas, pero el escritor ha contestado que solo se ha basado en hechos reales.
"Me he basado siempre en la historia, solo reflejo el lado oscuro de la naturaleza humana". Este capítulo está basado en dos tragedias: La primera es La Cena Negra de 1440 en el castillo de Edimburgo, en la que los invitados, los hermanos Douglas fueron asesinados por Sir William Crichton (su asesino temía su poder e influencia). En la cena se sirvió macabramente una cabeza de toro, el símbolo de que la muerte está cerca; después, comenzaron a hacer sonar los tambores y arrastraron a los hermanos fuera del castillo, donde un tribunal los halló culpables de alta traición al rey y los decapitó . Llama la atención no solo la matanza, si no también la ruptura de las leyes de hospitalidad que sirgieron en la Edad Media.
Estas leyes del medievo establecían que una vez que el anfitrión compartía pan con su invitado no podían hacerse daño, incluso aunque fueran enemigos. Si se rompía esta ley, los culpables estarían condenados para toda la eternidad.
La otra tragedia fue la matanza de Glencoe, en la que el clan Campbell mató al clan MacDonalds; sin embargo, esta vez fue a la inversa: los invitados mataron a los anfitriones después de haber estado festejando juntos toda la tarde. Esperaron a que estuvieran dormidos y entonces los Campbell mataron a 38 de los MacDonlads; el resto de los Macdonalds, mujeres y niños básicamente huyeron del castillo para morir a la intemperie por el mal tiempo. Otra vez se rompieron las leyes de la hospitalidad.
En una entrevista en la que preguntan al escritor porqué le gustaba matar a los personajes principales más queridos por el público, su respuesta sorprende por su sinceridad:
"Maté a Ned en el primer libro y asombro a mucha gente, como yo quería. Le maté porque todo el mundo pensaba que era el héroe, y que aunque se metiera en problemas al final se iba a librar. La siguiente cosa predecible que pensar es que su hijo mayor se va rebelar y va a vengar a su padre. Todo el mundo lo esperaba. Así que inmediatamente supe que también tenía que matarle".
No solo los fans han sentido su muerte, los actores se han mostrado muy afectados por el desenlace del capítulo. Richard Madden, actor de Robb Stark declaró en una entrevista "estaba tan triste que lloré durante todo el día, incluso cuando volví por la noche en al avión a mi casa. Era el chico raro que no paraba de llorar". La actriz que interpreta a Catelyn Stark, Michelle Fairley, ha dicho que no ha podido aun ver la escena, no tiene las fuerzas suficientes: "quizá algún día lo haga".
Este tipo de escenas le han costado la pérdida de muchos lectores, pero George Martin prefiere mantenerse fiel a su estilo de escritura y de trama; reflejar la naturaleza humana, tanto sus cualidades como sus bajezas: no hay nadie absolutamente malo, ni nadie puramente bueno, ni héores ni villanos, todo el mundo tiene su historia.