Entre dos rías, la de Arousa y la de Pontevedra, la comarca de El Salnés se convierte en una pequeña península que sufre las acometidas de las aguas del Atlántico. En la comarca se puede contemplar alternativamente los pequeños puertos pesqueros, con olor a sal y a mar en el aire, con pequeñas localidades de playas tranquilas y calles desiertas en las que se puede dar esquinazo al estrés de la gran ciudad.
La comarca de O Salnés estuvo habitada desde los tiempos más remotos. De hecho, los primeros indicios de vida humana datan del Neolítico, alrededor del año 4000 a. C., prueba de ello son los numerosos restos encontrados en la zona de A Lanzada, la más poblada como consecuencia de su situación estratégica, ya que desde su posición se podía vigilar las entradas y salidas de cualquier embarcación en la ría de Pontevedra. Desde su torre se daba la voz de alarma ante los peligros por medio de hogueras, pero en la actualidad sólo se conservan restos de la fortaleza, cuya piedra fue empleada en la construcción de la ermita actual, que ha sido reconocida como patrimonio histórico artístico.
La Isla de Ons. Los restos encontrados pertenecientes a la Edad del Bronce nos revelan que fue habitada por el hombre desde los tiempos más remotos. De esa época se conservan dos castros, Castrelo dos Mouros y Cova da Loba. Esta isla sufrió numerosas invasiones, por lo que se decidió la construcción de dos fortificaciones o castillos medievales. La isla es el faro el que despierta más admiración y asombro, que cumple a la perfección su misión de guiar a los barcos durante las noches de temporal.
Vilagarcía de Arousa. La Ría de Arousa, tal vez la más bella de toda Galicia, encadena a la localidad de Vilagarcía de Arousa al valle de hundimiento de la ría, pero, además, se encuentra sometida al dominio del monte Xiabre. La costa se caracteriza por ensenadas y playas. El lento caminar de las aguas del río baña el municipio, siempre, verde y con olor a pino y eucalipto. El pazo-convento de Vista Alegre es el edificio histórico más destacable de Vilagarcía, del siglo XVI.
Vilanova de Arousa tiene una gran semejanza con la anterior localidad y en la casa llamada Pazo del Cuadrante nació el creador del esperpento, Ramón María del Valle-Inclán. Se encuentra cerca de la plaza da Igrexa Nova, en la parte más encantadora de la ciudad, con callejones de piedra y enredaderas colgantes en los muros. Antes de salir de Vilanova, merece la pena pasear por sus playas, largas y estrechas, de arena gruesa y aguas frías y cristalinas. Las más destacables son las de As Sinas y O Terrón.
Cambados es conocida internacionalmente por ser la cuna y capital del albariño. De hecho, el primer fin de semana de agosto se celebra en esa localidad una fiesta dedicada en su honor. Además de visitar el Museo Etnográfico del Vino, que nos adentra en el apasionante mundo del vino, es obligada la parada en la hermosa iglesia de Santa Mariña Dozo.
Grove es la comarca natural del Salnés, conocida mundialmente por sus vinos albariños. La actividad fundamental de este municipio es la pesca. Cuando las primeras luces del alba despuntan en el cielo de Galicia las frenéticas tareas llegan a esa parte de O Grove, salpicado de pequeñas y encantadoras tascas y tabernas. Desde O Grove se puede visitar la Isla de la Toja y su balneario.
Aunque Portonovo es un pequeño núcleo pesquero donde la tradición es la nota dominante es sus casas, calles y estilos de vida de sus habitantes, con el tiempo se ha convertido en un centro turístico relevante por sus magníficas playas, todas ellas de bandera azul. La playa de A Lanzada no sólo nos ofrece la agradable opción de descansar o pasear, sino también posibilidad de ver la ermita de Nuestra Señora de A Lanzada.
Sanxenxo es la localidad más turística de El Salnés. Por sus variadas ofertas, con mariscos y excelentes vinos; por sus frescas y agradables noches de tapeo y baile, se la conoce como "la Marbella gallega".
Ribadumia. El río Umia, además de regar sus fértiles tierras plantadas de viñedos, cedió su nombre para bautizar esta localidad. Gracias a esta agua las uvas de la localidad son conocidas por la excelencia de los caldos que se producen, entre ellos destaca el famoso tinto Barrantes. La iglesia parroquial de Barrantes da nombre a este vino.
Meaño es el municipio de la vid; el de colinas suaves y montes de pinos y helechos; el de silenciosas aldeas que guardan como si fuera el tesoro más preciado los restos de una historia que se escribía en piedra en las casas de los señores; y el de esbeltos templos, como el de Santa María en Simes.