WASHINGTON, 4 Sep. (Reuters/EP) -
Las temperaturas del Ártico alcanzaron en los últimos diez años sus valores máximos desde hace 2.000 años a causa de los gases de efecto invernadero, revirtiendo así la tendencia al enfriamiento natural que debería durar cuatro milenios más.
El dióxido de carbono (CO2) y otros gases generados por la actividad humana han reducido un ciclo de 21.000 años vinculado a los cambios graduales en la órbita de la Tierra alrededor del Sol, según publica un equipo de científicos en la revista 'Science'. "Creo que realmente subraya lo sensible que es el Ártico al cambio climático (...) y es realmente el lugar donde puedes ver en primer lugar lo que está pasando al sistema (climático) y cómo el resto de la Tierra seguirá o podría seguir", dijo el coautor y científico del Centro Nacional Estadounidense para la Investigación Atmosférica, David Schneider en una entrevista telefónica.
Así, las temperaturas medias del verano en el Ártico se incrementaron 1,66 grados centígrados respecto a las que debieran ser si la tendencia al enfriamiento a largo plazo se hubiera mantenido intacta.
El enfriamiento comenzó hace unos 7.000 años y las temperaturas del Ártico llegaron a un mínimo durante la llamada "pequeña edad de hielo" que se prolongó desde el siglo XVI al XIX y que finalizó al inicio de la Revolución Industrial. Así, indican que la tendencia de enfriamiento fue causada por un característico movimiento de la órbita de la Tierra que aleja gradualmente el Ártico del Sol durante el verano en el hemisferio norte.
Ahora mismo, la Tierra está a un millón de kilómetros más lejos del Sol en el verano ártico de lo que estaba hace 2.000, según precisó el investigador de la Universidad de Arizona norte, Darrel Kaufmann. En ese sentido, el enfriamiento debería haber continuado durante los siglos XX y XXI y más allá, hasta que se agotara un ciclo de 21.000 años, algo que esta investigación confirma que no está sucediendo.
"Si no hubiera sido por el incremento de los gases de efecto invernadero las temperaturas veraniegas en el Ártico deberían haberse enfriado gradualmente a lo largo del último siglo", agregó en un comunicado la coautora del estudio del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica, Bette Otto-Bliesner. Sin embargo, añadió que lo que sucede en el Ártico no se detiene allí, puesto que es uno de los principales condicionantes del clima del mundo, a modo de aire acondicionado de la Tierra.
Conforme el hielo del Ártico se derrite en verano, deja al descubierto un agua oceánica de color más oscuro, que absorbe los rayos solares en lugar de reflejarlos, lo que acelera el efecto invernadero. El calentamiento del Ártico también afecta a los glaciares situados en la tierra, que si se derriten, contribuirían al aumento mundial de los niveles del mar.
El calentamiento también podría deshelar un terreno congelado denominado permafrost, lo que enviaría a la atmósfera metano, un gas de efecto invernadero. Los científicos del clima saben desde hace tiempo que cambia el eje de rotación de la Tierra, algo que afecta a cuánta luz llega al Ártico en el verano.
Esta es la primera vez que un estudio a gran escala ha analizado década a década los cambios en las temperaturas del verano ártico remontándose tantos años. Para analizarlo, los científicos buscaron los archivos naturales de temperaturas --círculos de crecimiento de los árboles, sedimentos de los lagos y muestras de hielo-- junto a modelos informáticos, que coincidieron en gran medida con los datos naturales.