TEL AVIV, 4 Dic. (OTR/PRESS) -
En 1998, Bruce Willis y Ben Affleck salvaban al mundo al partir en dos y desviar un asteroide del tamaño del estado de Texas que iba a impactar con la Tierra. Aunque este es sólo el argumento de la exitosa película 'Armaggedon', las posibilidades de que un asteroide choque contra nuestro planeta son reales. Sin embargo, según un estudio de la Universidad de Tel Aviv, la voladura y el desvio de un asteroide sería bastante más complicado de lograr que en la película. Para ello, están investigando sobre la composición, el movimiento y el tamaño de estos cuerpos para determinar cómo se podría desviar su trayectoria sin que se fragmentara en cientos de pequeños asteroides, que serían igualmente dañinos para nuestra supervivencia.
En general, los astrofísicos están de acuerdo en que el mejor método para evitar una colisión catastrófica sería la de modificar la ruta del asteroide. "Pero para que funcione, tenemos que ser capaces de predecir lo que sucedería si se intentara una explosión", explica David Polishook, estudiante de doctorado de la Universidad de Tel Aviv, que actualmente investiga los asteroides bajo la supervisión del doctor Noah Brosch, del departamento de Ciencias Geofísicas y Planetarias.
Polishook y Brosch son dos de los pocos científicos del mundo que se encargan de la investigación de la estructura y la composición de los asteroides como un primer paso para aprender cómo destruirlos antes de que lleguen a la atmósfera de la Tierra. Y su investigación podría impedir la catástrofe: y es que la voladura de un asteroide puede crear muchos asteriores de unos 100 metros de diámetro cada uno (dos veces el tamaño del asteroide que creó el famoso cráter de Arizona) e igualmente importantes.
"La información que estamos investigando puede tener un tremendo impacto en los futuros planes de alterar el curso de los asteroides que pueden colisionar con la Tierra", asegura Polishook. "La ciencia necesita saber si los asteroides son pedazos de roca sólidos o montones de escombros y si se van a poder fragmentar", agrega.
IMPORTANCIA DEL MOVIMIENTO Y EL TAMAÑO
Al observar el brillo de los asteroides, Polishook es capaz de examinar la forma, la composición de estas rocas y sus posibles movimientos. "Esta es una buena manera de evaluar de que están hechos los asteroides", argumenta Polishook, que toma mediciones diariamente desde el Observatorio de la Universidad.
Como parte de sus observaciones, los investigadores se basaron en el hecho de que los pequeños asteroides suelen cambiar su tasa de rotación, acelerando y desacelerando durante cortos periodos de tiempo, cada 100.000 años. "Comparado con la edad del Sistema Solar, 4.500 millones de años, esto es extremadamente rápido", añade Polishook. Los resultados más recientes de su investigación fueron presentados en la última reunión de 'Asteorides, cometas y meteoritos', patrocinada por el Laboratorio de Física aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.
Esta rotación y aceleración de los asteroides está influído por el sol bajo el 'Efecto YORP'. Para comprender la forma en que este efecto afecta a los asteroides, la Universidad de Tel Aviv han examinado diversas variables relativas a estos elementos espaciales, incluyendo su tamaño y ubicación. Así llegaron a la conclusión de que el tamaño es el factor más importante para determinar en qué medida la tasa de rotación se acelera de acuerdo con el 'Efecto YORP'.
"Creemos que esto añade una importante pista a cómo se comportarán los asteroides y ayudará a evitar una colisión con la Tierra", sentencia Polishook en declaraciones a la web de la Universidad de Tel Aviv recogidas por otr/press.