MADRID, 5 May. (EUROPA PRESS) - Astrónomos liderados por las universidades de Yale y California, ha llevado la exploración galáctica hasta la época en la que el Universo tenía sólo el cinco por ciento de su edad actual. Allí, han descubierto una galaxia excepcionalmente luminosa de 13.000 millones de años y ha determinado su distancia exacta desde la Tierra. Estas observaciones, publicadas en 'Astrophysical Journal Letters', confirmaron que se trata de la galaxia más distante jamás medida, estableciendo un nuevo récord. La galaxia, EGS-zs8-1, es uno de los objetos más brillantes y más masivos del Universo temprano y fue originalmente identificado en base a sus colores particulares en las imágenes de los telescopios espaciales Hubble y Spitzer de la NASA. El nuevo descubrimiento fue posible gracias al relativamente nuevo instrumento MOSFIRE en el telescopio Keck I (Hawaii), que permite a los astrónomos estudiar eficientemente varias galaxias al mismo tiempo. La medición de galaxias a estas distancias extremas y la caracterización de sus propiedades es un objetivo principal de la astronomía en la próxima década, según han explicado los expertos. Así, las nuevas observaciones de EGS-zs8-1 sirven para conocer a fondo los momentos en los que el Universo estaba experimentando cambios muy importantes: el hidrógeno entre galaxias fue la transición de un punto muerto a un estado ionizado. "Parece que las estrellas jóvenes en las primeras galaxias como EGS-zs8-1 fueron los principales impulsores de esta transición llamada reionización", ha explicado uno de los autores del trabajo Rychard Bouwens. Por otra parte, la nueva medición de la distancia también permitió a los astrónomos determinar que EGS-zs8-1 todavía estaba formando estrellas muy rápidamente, alrededor de 80 veces más rápido que la Vía Láctea actualmente. Estas nuevas observaciones Keck Observatory, Hubble y Spitzer juntos también plantean nuevas preguntas. Confirman que las galaxias masivas ya existían a principios de la historia del universo y que sus propiedades físicas eran muy diferentes de las galaxias observadas alrededor de la Tierra hoy en día. Los astrónomos tienen ahora una evidencia muy fuerte de que los colores peculiares de las primeras galaxias que se ven en las imágenes del Telescopio Espacial Spitzer se originan a partir de una muy rápida formación de estrellas masivas jóvenes, que interactuó con el gas primordial en estas galaxias.