MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo tipo de galaxias enanas superespirales empequeñece a nuestra propia galaxia espiral, la Vía Láctea, y compite en tamaño y brillo con las galaxias más grandes del universo.
Hasta ahora se han ocultado a la vista imitando la apariencia de las galaxias espirales típicas. Pero un nuevo estudio usando datos de archivos de la NASA revela que estos objetos aparentemente cercanos son, de hecho, lejanas versiones monstruosas de las galaxias espirales.
"Hemos encontrado una clase previamente no reconocida de galaxias espirales que son tan luminosas y masivas como las galaxias más grandes y brillantes que conocemos," dijo Patrick Ogle, un astrofísico en el Centro de Procesamiento y Análisis Infrarrojo (IPAC) en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena y autor principal de un nuevo estudio publicado en la revista The Astrophysical Journal.
"Es como si acabásemos de descubrir un nuevo gran animal terrestre del tamaño de un elefante, pero que sorprendentemente hubiera pasado desapercibido para los zoólogos", dijo.
Ogle y sus colegas basaron su investigación en el NASA/IPAC Extragalactic Database (NED), un repositorio en línea que contiene información sobre más de 100 millones de galaxias de diferentes telescopios espaciales, informa la NASA.
En una muestra de aproximadamente 800.000 galaxias a no más de 3.500 millones de años luz de la Tierra, 53 de las galaxias más brillantes curiosamente tenían una forma espiral, en vez de elíptica. Los investigadores comprobaron las distancias a las galaxias espirales y vieron que no había ninguna cerca, incluso la más cercana estaba a cerca de 1.200 millones de años luz de distancia. Con las estimaciones de distancias correctas, las propiedades sorprendentes de este recién descubierto lote de galaxias en forma de torbellino salieron a la luz.
Estas superespirales pueden brillar con entre ocho a 14 veces el brillo de la Vía Láctea. Poseen tanto como 10 veces la masa de nuestra galaxia. Sus relucientes discos estrellados se extienden desde dos hasta cuatro veces la anchura del disco de aproximadamente 100.000 años luz de ancho de la Vía Láctea, con la mayor espiral alcanzando 440.000 años luz. También emiten luz ultravioleta y en el infrarrojo medio, lo que significa un ritmo vertiginoso de producción nuevas estrellas. Su tasa de formación de estrellas es tan alta como 30 veces la de nuestra propia galaxia.
Una pista vital sobre el origen potencial de súper espirales es que cuatro de las 53 visto por Ogle y sus colegas contienen claramente dos núcleos galácticos, en lugar de uno como de costumbre. Convencionalmente, las fusiones de las galaxias espirales están destinadas a convertirse en galaxias elípticas, hinchadas. Sin embargo, Ogle y sus colegas especulan que una fusión especial que implica dos galaxias espirales ricas en gas podía ver sus gases combinados en un nuevo disco estelar más grande, reconvertido en una superespiral.