MADRID, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
Tal y como estaba previsto, los observadores del cielo pudieron cotemplar un eclipse total de superluna llena en Europa, África y América en la noche del 27 al 28 de septiembre.
La acción comenzó a las 02.07 GMT cuando el borde de la Luna penetró el núcleo de color ámbar de la sombra de la Tierra. Durante las siguientes tres horas y 18 minutos, la sombra de la Tierra se movió a través del disco lunar. La totalidad comenzó a las 03.11, con la Luna completamente envuelta por la sombra de nuestro planeta durante una hora y 12 minutos. Esta imagen muestra cómo se observó el fenómeno en Madrid, difundida en su cuenta de Twitter por Miguel Rodríguez.
Un eclipse así no se producía desde 1982 y no se podrá observar ninguno igual hasta 2033.
La luna llena fue más grande y brillante de lo habitual debido a que estaba en el perigeo de la Tierra. El eclipse coincidió con la 'luna de la cosecha', cuya luz aprovechan los campesinos para seguir trabajando tras la puesta de sol. Y además, la luna llena eclipsada tuvo un característico tono rojizo 'de sangre'. ¿A qué se debe?.
Como explica la NASA, es porque la atmósfera de la Tierra se extiende más allá del planeta, y la luz del sol pasa a través de ella, hasta llegar a la luna.
"Durante un eclipse total de Luna, la luz solar blanca que golpea la atmósfera en los lados de la Tierra se absorbe y luego se irradia hacia fuera, dispersada. La luz de color azul es la más afectada. Es decir, la atmósfera dispersa la mayor parte de la luz de color azul. Lo que sobra es la luz naranja y de color rojo."
La luz pasa a través de la atmósfera de la Tierra y luego cae sobre la Luna. La NASA señala que la luz roja vista durante un eclipse lunar es mucho más débil que la luz de una luna típica. Eso ocurre porque la luz roja se refleja de vuelta a la Tierra, y es mucho más débil que la luz blanca del sol que suele brillar sobre la superficie de la luna.
La luna cambia entre diferentes tonos de rojo, naranja o dorado con cada eclipse. Esto se debe a que la sombra de la luz que llega a la luna depende de lo que hay en la atmósfera de la Tierra (la cantidad de agua y partículas), así como la temperatura y humedad de la NASA. Por ejemplo, una erupción volcánica reciente podría enviar más partículas a la atmósfera, oscureciendo aún más la luna durante un eclipse.