MADRID, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
Astrofísicos han descubierto un grupo de estrellas gigantes rojas cuyo 'reloj químico' no funciona: en función de su firma química, estas estrellas deberían ser viejas.
En cambio, parecen ser jovenes cuando sus edades se infieren utilizando asterosismología. Su existencia no puede ser explicada por los modelos de evolución química estándar de la Vía Láctea, lo que sugiere que la historia del enriquecimiento químico del disco galáctico es más compleja de lo previsto originalmente.
El término 'Arqueología Galáctica' fue acuñado para describir el hecho de que la historia de la Vía Láctea se codifica no sólo en las cantidades de diversos elementos químicos observados en los espectros de las atmósferas estelares, sino también en los movimientos estelares.
Uno de sus pilares es el uso de coeficientes de abundancia estelares como estimadores indirectos de edad. Mientras que las estrellas masivas que explotan como supernovas de colapso enriquecen principalmente el medio interestelar con el oxígeno y otros elementos 'alfa' en escalas de tiempo cortas, las supernovas de tipo Ia producen la mayor parte de hierro y mueren después de un tiempo más largo. El tiempo de retardo entre el enriquecimiento del medio interestelar con elementos alfa y con hierro se puede utilizar entonces como un reloj químico. De hecho, el reloj químico se ha demostrado que funciona para muchas estrellas.
Sin embargo, los autores del nuevo estudio demuestran que la vinculación alfa/hierro no garantiza que una estrella sea viejo. Solo ha sido posible recientemente determinar las edades exactas de estas estrellas, gracias a la asterosismología. Este método mide frecuencias de pulsación, que proporciona información adicional acerca de la edad de las estrellas.
El grupo de estrellas estudiado parece ser relativamente joven, a pesar de ser enriquecido con elementos alfa con respecto al Sol. Curiosamente, se constató que estas estrellas son más abundantes hacia las regiones interiores del disco galáctico, donde la interacción entre brazos espirales y barrados puede conducir a un escenario de enriquecimiento químico más complejo.
"Las futuras observaciones proporcionarán más pistas sobre el origen de estas estrellas y el complejo de la evolución química de la Vía Láctea", explica Cristina Chiappini, del Instituto Leibnitz de Astrofísica en Postdam, que dirigió el estudio.