MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
Una neblina atmosférica alrededor de una lejana planeta similar a la que envolvió y enfrió la joven Tierra podría mostrar que un mundo es potencialmente habitable, o incluso ser un signo de la vida misma.
Los astrónomos utilizan a menudo la Tierra como un ejemplo para exoplanetas hipotéticos en modelos de ordenador para simular cómo podrían ser esos mundos y en qué circunstancias podrían ser hospitalarios para la vida.
En una nueva investigación de la Universidad de Washington basada en Laboratorio Planetario Virtual, la estudiante de doctorado Giada Arney y otros investigadores eligieron estudiar la Tierra en su época aquea, hace unos 2.500 millones años atrás, porque es, como dijo Arney, "el planeta alienígena del que tenemos más datos geoquímicos".
El trabajo se basa en los datos geológicos de otros investigadores que sugieren que la Tierra primitiva fue intermitente envuelta por una neblina orgánica de color naranja pálido resultado del choque de la luz con las moléculas de metano en la atmósfera que acaban convirtiéndose en hidrocarburos más complejos, compuestos orgánicos de hidrógeno y carbono.
"Los mundos nebulosos parecen comunes tanto en nuestro sistema solar como en la población de exoplanetas que hemos caracterizado hasta ahora", dijo Arney. "Pensar en la Tierra con una neblina global nos permite poner nuestro planeta en el contexto de estos otros mundos, y en este caso, la neblina puede incluso ser un signo de la vida misma"
Arney y su equipo han presentado sus conclusiones en la conferencia de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana.
Los investigadores utilizaron simulaciones fotoquímicas, de clima y radiación para examinar la Tierra primitiva envuelta por una niebla "fractal" de hidrocarburos, lo que significa que las partículas de neblina imaginarias no son esféricas sino aglomerados de partículas esféricas, agrupadas juntas como racimos pero más pequeñas que gotas de agua. Una neblina fractal, encontraron, habría reducido significativamente la temperatura de la superficie planetaria.
Sin embargo, también encontraron que el enfriamiento sería en parte contrarrestado por las concentraciones de gases de efecto invernadero que tienden a calentar un planeta. Vieron que esta combinación daría lugar a una temperatura media moderada, posiblemente habitable.
Una neblina tal, dicen los investigadores, también habría absorbido la luz ultravioleta tan bien como para proteger eficazmente a la Tierra de la radiación mortal antes del surgimiento del oxígeno y la capa de ozono. La neblina permitió la evolución de biosferas de la superficie de la Tierra, como podría ocurrir en exoplanetas similares.
Los investigadores también encontraron que, a partir de los primeros datos de la Tierra, es poco probable que una neblina tal se formase mediante abióticos. Así que para que los exoplanetas con cantidades similares de dióxido de carbono en sus atmósferas a las de la Tierra --dijo Arney-- "la niebla orgánica podría ser un nuevo tipo de biofirma. Sin embargo, sabemos que estas brumas también pueden formarse sin vida en mundos como la luna de Saturno Titán, por lo que estamos trabajando en distinguir brumas biológicas de los abióticas".