La nebulosa RCW 34, una burbujeante fiesta cósmica

Nebulosa RCW 34
Foto: ESO
Actualizado: miércoles, 27 mayo 2015 12:36

MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -

   Un nueva imagen del VLT (Very Large Telescope) de ESO muestra una espectacular y brillante nube roja de gas de hidrógeno detrás de una colección de estrellas azules.

   Este espectáculo se encuentra dentro de RCW 34 -situada en la constelación austral de La Vela- y en la región más brillante de la nube, se esconde un grupo de estrellas masivas jóvenes.

   Según explican los expertos, estas estrellas tienen un efecto dramático en la nebulosa. El gas expuesto a la fuerte radiación ultravioleta se ioniza, lo que significa que los electrones han escapado de los átomos de hidrógeno.

   El hidrógeno es un tesoro para quienes fotografían el cosmos porque refulge con fuerza con el característico color rojo que distingue a muchas nebulosas y permite crear bellas imágenes con extrañas formas, informa el ESO en un comunicado. También es la materia prima de impactantes fenómenos. Pero el hidrógeno ionizado también tiene una importante función astronómica: es un indicador de regiones de formación estelar.

   Las  estrellas nacen a partir de nubes de gas que colapsan y, por lo tanto, son abundantes en regiones con grandes cantidades de gas, como RCW 34. Esto hace que esta nebulosa sea particularmente interesante para los astrónomos que estudian el nacimiento y la evolución estelar.

NO SE PUEDE VER DIRECTAMENTE

   Las grandes cantidades de polvo que hay en el interior de la nebulosa bloquean la vista de los procesos que tienen lugar en las guarderías estelares, profundamente arraigadas en estas nubes. RCW 34 se caracteriza por tener una extinción extremadamente alta, lo que significa que casi la totalidad de la luz visible de esta región es absorbida antes de que llegue a la Tierra. A pesar de no poder verla directamente, los astrónomos pueden utilizar telescopios infrarrojos, mirar a través del polvo y estudiar estos nidos embebidos de estrellas.

   En la imagen, el color rojo revela que hay un montón de estrellas jóvenes en la región, con masas de tan sólo una fracción de la del Sol. Estas parecen agruparse alrededor de las estrellas más viejas y más masivas que se encuentran en la región central, mientras que sólo unas pocas se encuentran en las afueras.

   Esta distribución ha llevado a los astrónomos a creer que ha habido diferentes episodios de formación estelar dentro de la nube. Tres gigantescas estrellas se formaron en el primer evento que luego desencadenó la formación de las estrellas menos masivas de sus proximidades.