MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
Una explosión de rayos cósmicos galácticos registrada en 2015 produjo una grieta en el escudo magnético de la Tierra, según el telescopio de muones GRAPES 3, el mayor monitor de rayos cósmicos.
La explosión se produjo cuando una nube gigante de plasma expulsada de la corona solar golpeó a la Tierra a una velocidad muy alta, causando la compresión masiva de la magnetosfera de la Tierra y provocando una severa tormenta geomagnética.
El telescopio de muones GRAPES-3, ubicado en el Laboratorio de Rayos Cósmicos del TIFR (Tata Institute of Fundamental Research), en Ooty (India) registró una explosión de rayos cósmicos galácticos de aproximadamente 20 GeV, el 22 de junio de 2015, que duró dos horas.
El estallido ocurrió cuando una gigantesca nube de plasma expulsada de la corona solar, moviéndose a una velocidad de unos 2,5 millones de kilómetros por hora, golpeó nuestro planeta, causando una severa compresión de la magnetosfera de la Tierra, de 11 a sólo 4 veces el radio de la Tierra. Se desencadenó una severa tormenta geomagnética que generó una aurora boreal y apagones de señal de radio en muchos países en latitudes altas.
La magnetosfera de la Tierra se extiende sobre un radio de un millón de kilómetros, actúando como primera línea de defensa, protegiéndonos del flujo continuo de rayos cósmicos solares y galácticos, protegiendo así la vida en nuestro planeta de estas radiaciones energéticas de alta intensidad.
ROTURA TEMPORAL
Las simulaciones realizadas por el equipo de GRAPES-3 en relación a este evento indican que "el escudo magnético de la Tierra se rompió temporalmente debido a la aparición de una reconexión magnética, permitiendo que las partículas de rayos cósmicos galácticos de menor energía entraran en nuestra atmósfera".
El campo magnético de la Tierra dobló estas partículas alrededor de 180 grados, desde el lado del día hasta el lado nocturno de la Tierra, donde fue detectado como una explosión por GRAPES-3 alrededor de la medianoche del 22 de junio de 2015. Los datos fueron analizados e interpretados a través de una simulación extensiva durante varias semanas utilizando el dispositivo de computación de 1.280 núcleos construida internamente por el equipo de físicos e ingenieros de GRAPES-3 del Laboratorio de Rayos Cósmicos de Ooty.
Este trabajo ha sido publicado en Physical Review Letters.