MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -
Astrónomos han confirmado la existencia de un joven planeta gigante de gas todavía incrustado en medio del disco de gas y polvo que rodea a su estrella madre.
Por primera vez, los científicos son capaces de estudiar directamente la formación de un planeta de este tipo en una fase muy temprana.
Los datos recogidos por el instrumento de óptica Naco, instalado en el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile, permitieron a un equipo internacional encabezado por el investigador Sascha Quanz, de la Escuela Tecnológica de Zurich (ETH) confirmar su hipótesis anterior: que un joven planeta gaseoso -no diferente a Júpiter en nuestro propio sistema solar - está orbitando la estrella HD 100546.
A "sólo" 335 años luz de distancia, HD 100546 es uno de nuestros vecinos cósmicos cercanos, pero su edad de entre cinco y diez millones años hace que sea relativamente joven en términos astronómicos. Al igual que muchos jóvenes estrellas, está rodeado por un disco masivo de gas y polvo. Los confines de este disco son el hogar del protoplaneta, que se encuentra a una distancia de su estrella unos cincuenta veces mayor que la distancia entre la Tierra y el Sol.
Si el objeto fuera un planeta más antiguo que se había formado antes y más cerca de la estrella, su trayectoria de eyección tendría que cumplir una serie de condiciones que no se han observado: tendría que haber sido expulsado directamente en el plano del gas y el disco de polvo y precisamente en el momento adecuado. "Eso sería una coincidencia bastante grande", dice Quanz. El estudio se publica en la revista Astrophysical Journal.
Nombrado HD 100546 b, el planeta es el primer objeto de su tipo en ser descubierto. "Nos proporciona datos de observaciones únicas sobre lo que ocurre cuando se forma un gigante de gas", dice Quanz. Anteriormente, los científicos investigaron sólo en teoría cómo, dónde y cuándo se forman los planetas gigantes en los discos que rodean estrellas jóvenes, o utilizaban simulaciones por ordenador. "Ahora tenemos una especie de laboratorio que nos puede dar datos empíricos", explica Quanz.