MADRID, 20 May. (EUROPA PRESS) -
Animales de sangre fría, y otros que no pueden regular su temperatura interna pueden tener dificultades para tolerar el calentamiento global.
Un análisis realizado por biólogos de la Universidad de California, Berkeley, y la Universidad Estatal de San Francisco, en Estados Unidos, concluye que, a medida que las temperaturas de la Tierra aumentan, los ectotermos vivirán más cerca de sus límites fisiológicos.
Un meta-análisis de estudios que midieron la capacidad de los animales para hacer frente a condiciones extremas de calor y frío encontraron que, en promedio, la mayoría de los ectotermos no son muy flexibles. Los ectotermos terrestres, como lagartos e insectos, son aún menos adaptables que los peces y los crustáceos, según hallaron estos científicos.
Según el autor principal del estudio, Alex Gunderson, investigador postdoctoral en la Universidad de Berkeley y del Centro Romberg de Tiburones de San Francisgo, esto significa que estos animales son menos propensos a ser capaces de sobrevivir a los cambios de temperatura anuales, que a su vez pueden ser más extrema con el cambio climático.
"Debido a que los animales tienen cierta capacidad para aclimatarse a temperaturas más altas, los científicos esperaban que pudieran ser capaces de ajustar su fisiología para mantenerse al día con el calentamiento global --afirma--. Hemos encontrado mediante la compilación de estos datos en el primer estudio a gran escala de cientos de diferentes animales que la cantidad que en realidad pueden ajustar es bastante baja. No tienen flexibilidad en la tolerancia al calor para mantenerse al día con el calentamiento global".
Como resultado, estos animales tienen opciones limitadas a medida que las temperaturas aumentan en todo el mundo. Pueden o bien moverse hacia el norte o hacia elevaciones más altas y frías, alterar su comportamiento para pasar más tiempo en la sombra o evolucionar hacia una tolerancia térmica mayor de la que tienen hoy en día. Sin embargo, los promedios globales de temperatura están subiendo tan rápido que los animales pueden no tener tiempo para desarrollar una capacidad fisiológica que tolere un calor más elevado.
"Nuestros resultados sugieren que su capacidad para aclimatarse a temperaturas crecientes no los protege de los cambios que se están produciendo y que van a tener que depender de un cambio de comportamiento o evolucionar para persistir", afirma Gunderson. Este experto y el coautor Jonathon Stillman, profesor asistente adjunto de Biología Integrativa de la Universidad de Berkeley, publican su análisis en la edición digital de este miércoles de 'Proceedings of the Royal Society B'.
Gunderson y Stillman observaron 112 estudios publicados sobre la tolerancia a la temperatura que representan 232 especies en 394 poblaciones de ectotermos, que van desde anfibios, lagartos e insectos a peces y crustáceos. La mayoría de estos trabajos se realizaron exponiendo los animales a bajas o altas temperaturas durante una semana o más y luego poniendo a prueba su capacidad de soportar condiciones extremas de frío o calor hasta que son incapaces de moverse: una sentencia de muerte en la naturaleza.
La tendencia general es que los animales que se mantuvieron a temperaturas más altas son capaces de soportar los extremos superiores. El análisis reveló, sin embargo, que una vez que los animales se habían aclimatado a temperaturas más altas, por lo general tenían un menor margen de seguridad, es decir, aquellos que se mantienen a 20 ºC podría ser capaces de soportar 30 grados, pero cuando se aclimatan a 25 ºC podrían sucumbir a 32 grados.
Sus resultados también refutaron la hipótesis de que los animales que viven en latitudes más altas podrían ser mejores a la hora de aclimatarse que las especies tropicales porque viven más las fluctuaciones de temperatura durante todo el año. Aunque esto es cierto para la tolerancia al frío en muchas especies, Gunderson y Stillman encontraron que no es así para la tolerancia al calor. "Los ectotermos que viven en Canadá, por ejemplo, no tienen más capacidad de adaptarse al calor extremo que los animales que viven en los trópicos", señala Gunderson.
Aunque el estudio no identificó especies específicas vulnerables, concluye que los ectotermos acuáticos --peces, cangrejos, langostas y camarones-- tenían el doble de la capacidad de aclimatarse fisiológicamente a temperaturas más altas que los animales terrestres, como lagartos e insectos. Los animales que viven en zonas que hoy en día están cerca de su límite de tolerancia al calor están en mayor riesgo.
Gunderson destaca que los animales en todo el mundo ya se están ajustando al calentamiento global o extinguiéndose. "Este estudio permitirá a los investigadores integrar estimaciones cuantitativas de la aclimatación en los modelos de cómo les irá a los animales bajo diferentes escenarios climáticos --apunta Stillman--, allanando el camino para los modelos que incorporan respuestas fisiológicas a los extremos térmicos, que puede ser una de las fuerzas más poderosas que dirige la evolución hoy y que se espera que aumente con el cambio climático".
"Los ectotermos están muy a merced de sus entornos --agrega Gunderson--. Ahora vemos que su capacidad para aclimatarse a temperaturas más altas es poco probable que los mantenga en el juego. Tendrán que depender de otras estrategias".