MADRID, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
Científicos han encontrado en Islandia una forma potencialmente viable de eliminar las emisiones de dióxido de carbono antropogénicas a la atmósfera: transformándolo en roca.
El trabajo, publicado en la revista 'Science', demuestra que el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, puede ser permanente y rápidamente llevado lejos de la atmósfera mediante su inyección en roca volcánica. El CO2 reacciona con la roca circundante, formando minerales ambientalmente benignos.
Las medidas para abordar el problema del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático resultante son numerosas. Uno de los enfoques es la captura y el almacenamiento de carbono (CCS), en el que el CO2 se elimina físicamente de la atmósfera y se deja atrapado bajo tierra.
Los geoingenieros han explorado mucho la posibilidad de cerrar el gas CO2 en huecos subterráneos, como en los depósitos de petróleo y gas abandonados, pero son susceptibles de fugas. Así, la atención se ha vuelto ahora hacia la mineralización del carbono para disponer de forma permanente de CO2.
Hasta ahora, se pensaba que este proceso podría llevar enre varios cientos a miles de años y, por lo tanto, no se consideraba una opción práctica. Pero el nuevo estudio --dirigido por la Universidad de Columbia, en Estados Unidos; Universidad de Islandia, Universidad de Toulouse, en Francia, y Reykjavik Energy, en Islandia-- ha demostrado que puede costar unos dos años.
El autor principal, Juerg Matter, profesor asociado de Geoingeniería en la Universidad de Southampton, Reino Unido, explica: "Nuestros resultados muestran que entre el 95 y el 98 por ciento del CO2 inyectado fue mineralizado durante un periodo de menos de dos años, que es increíblemente rápido".
UN ALMACENTAMIENTO RESPETUOSO CON EL MEDIO AMBIENTE
El gas se inyectó en un pozo profundo en un sitio de estudio en Islandia. Como isla volcánica, Islandia se compone en un 90 por ciento de basalto, una roca rica en elementos como calcio, magnesio y hierro que se requieren para la mineralización del carbono. El CO2 se disolvió en agua y se llevó al pozo. En contacto con las rocas del lugar de almacenamiento, a 400-800 metros bajo el suelo, la solución reacciona rápidamente con la roca basáltica circundante, formando minerales carbonatos.
"Los minerales de carbonato no se escapan de la tierra, por lo tanto nuestros métodos desarrollados recientemente resultan en un almacenamiento permanente y respetuoso del medio ambiente de las emisiones de CO2", dice el doctor Matter.
"Por otro lado, el basalto es uno de los tipo de roca más común en la Tierra, proporcionando potencialmente una de las de mayores capacidades de almacenamiento de CO2", resalta este experto, que es también miembro del Instituto Marítimo y Marino de la Universidad de Southampton y científico del Observatorio Terrestre Lamont-Coherty de la Universidad de Columbia.
Para controlar qué estaba ocurriendo bajo tierra, el equipo también inyectó 'trazadores', compuestos químicos que, literalmente, trazan la trayectoria de movimiento y reactividad del CO2. Hubo ocho pozos monitorizados en el sitio de estudio, en los que se pudo comprobar cómo la composición química del agua había cambiado. Los investigadores descubrieron que cuando el agua subterránea había migrado a los pozos de control, la concentración de los trazadores --y por lo tanto el CO2-- habían disminuido, lo que indica que se había producido la mineralización.
"El almacenamiento de CO2 como minerales de carbonato mejora significativamente la seguridad del almacenamiento, lo que debería mejorar la aceptación pública de la captura y el almacenamiento de carbono como una tecnología de mitigación del cambio climático", dice el doctor Matter.
"La escala total de nuestro estudio fue relativamente pequeña. Por lo tanto, el siguiente paso obvio para CarbFix -un programa de la Comisión Europa y Estados Unidos-- es el almacenamiento de CO2 exclusivo en basalto. Esto está pasando actualmente en la planta de energía geotérmica Hellisheidi de Reykjavik Energy, donde se capturan hasta 5.000 toneladas de CO2 al año y se almacenan en un depósito de basalto", concluye.