MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Una vasta ampliación de la producción de caña de azúcar en Brasil para la transformación a etanol podría reducir las actuales emisiones globales de dióxido de carbono hasta en un 5,6 por ciento.
Según un estudio publicado 'Nature Climate Change', esta expansión sería un proyecto masivo que involucraría la conversión de cientos de miles de millas cuadradas, en su área más ambiciosa, a campos de caña de azúcar, números que equivaldrían a más de la tierra de Texas y California juntas.
Pero se puede lograr sin incidir en áreas ambientalmente sensibles de Brasil y al mismo tiempo permitir la expansión de otros cultivos agrícolas y las necesidades humanas, según los autores, que incluyeron en su análisis los costes relacionados con el carbono de convertir la tierra en campos de caña.
La investigación se basó en un nuevo enfoque para modelar el comportamiento preciso de los cultivos de caña de azúcar en regiones que varían en la composición del suelo, la temperatura, la lluvia y muchos otros parámetros, según explica el profesor de Ciencias de Cultivos y Biología Vegetal de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), Stephen P. Long, director del análisis en un equipo internacional que incluyó científicos de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil.
"La mayoría de los modelos utilizados para predecir la producción futura de cultivos son modelos estadísticos que realmente no tienen en cuenta la forma en la que los cambios en el agua, el dióxido de carbono y la temperatura interactúan para afectar la producción de caña de azúcar --dice Long--. Hemos utilizado un modelo mecanístico aquí que hace crecer la planta, por lo que se basa en los factores a los que la planta responde por horas".
Según afirma Long, el gobierno brasileño ha mapeado tierras ecológicamente sensibles que no pueden ser utilizadas para la agricultura, la industria u otros tipos de desarrollo. "Hemos mantenido la producción de caña de azúcar propuesta dentro del área que puede convertirse legalmente", subraya. Brasil ya ha logrado mucho con su industria de caña de azúcar en etanol, dice la coautora del estudio Amanda De Souza, investigadora postdoctoral en Illinois y la Universidad de Sao Paulo.
"A diferencia de Estados Unidos, Brasil utiliza casi toda la planta de caña de azúcar para obtener energía, extrayendo el azúcar para producir etanol, pero también quemando el residuo del tallo, conocido como bagazo, para alimentar el molino, y el exceso se usa para generar y vender electricidad --describe De Souza--. La conversión del componente de celulosa del bagazo en etanol también será rentable en Brasil".
MÁS EFICIENTE QUE EL ETANOL PROCEDENTE DEL MAÍZ
"La producción de etanol a base de caña de azúcar en Brasil en la actualidad es mucho más eficiente que el etanol de maíz, y genera solo el 14 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono del petróleo", subraya De Souza. La mayoría de los automóviles en Brasil son de combustible flexible, que pueden funcionar con etanol, gasolina o una mezcla de ambos. En 2012, las gasolineras brasileñas estaban vendiendo un mayor volumen de etanol que de gasolina, dice la experta.
"La producción de caña de azúcar de Brasil es probablemente la más avanzada del mundo", afirma Long. De hecho, para reducir aún más su huella de carbono, el gobierno de Sao Paulo, el principal estado productor de etanol en Brasil, prohibió recientemente la quema de caña de azúcar antes de la cosecha. Una práctica aún común en la industria de la caña de azúcar en Estados Unidos, la quema elimina las hojas y reduce la mayor parte del material que debe transportarse al molino, pero agrega contaminación particulada a la atmósfera y reduce la materia orgánica del suelo, señalan los investigadores.
"Nuestra conclusión es que esta industria podría expandirse bastante y contribuir significativamente a la descarbonización del combustible", señala Long. El equipo analizó tres escenarios que aumentarían la huella de la caña de azúcar en Brasil entre 37,5 millones y 116 millones de hectáreas. "El escenario más amplio es similar al área dedicada al maíz y la soja en Estados Unidos --apunta Long--. Tenemos alrededor de 90 millones de hectáreas en maíz y soja en Estados Unidos; la mayoría, por supuesto, en el Medio Oeste", asegura.
El acuerdo climático de París de diciembre de 2015, firmado por 196 naciones, tiene como objetivo limitar el aumento promedio de la temperatura global a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. "La única forma para llegar allí es tener una reducción masiva en las emisiones netas de CO2 --dice Long--. No hay una solución única que nos lleve allí. Tendremos que implementar toda una serie de pasos incrementales. Estamos tratando de señalar que esto podría ser un incremento muy importante, y que podría realizarse de manera oportuna".
"Esta expansión no tiene que detenerse en Brasil --concluye este investigador--. Muchos acres en los que una vez crecieron caña de azúcar, desde el Caribe hasta Hawai, permanecen inactivos hoy. La producción de etanol desde la caña de azúcar podría volver a ser útil para esta tierra".