MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio muestra que las condiciones de El Niño y La Niña pueden ayudar a predecir la frecuencia de tornados y tormentas de granizo en algunas de las regiones más sensibles de Estados Unidos.
"Podemos pronosticar cómo de activa será la temporada de tornados de primavera según el estado de El Niño o La Niña en diciembre o incluso antes", afirma el autor principal, John Allen, investigador postdoctoral en el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI).
El Niño-Oscilación del Sur, o ENOS, es un ciclo climático natural en el cual las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Pacífico ecuatorial fluctúan, de forma que cuando las aguas son más cálidas de lo normal, como en la actualidad, se describe como El Niño; cuando se vuelven más frías, es fruto de la actividad de La Niña.
Allen y sus colaboradores muestran que episodios moderadamente fuertes de La Niña conducen a más tornados y tormentas de granizo en partes de Oklahoma, Texas, Kansas y otras partes del sur de Estados Unidos. Por su parte, eventos de El Niño actúan de la manera opuesta, suprimiento ambos tipos de tormentas en esta área, como detallan los investigadores de este trabajo, que se publica en la revista 'Nature Geoscience'.
Aunque la información no puede determinar con precisión cuándo y dónde causarán estragos las tormentas, será útil para que los gobiernos y las compañías de seguros se preparen para la próxima temporada, según Allen. En las últimas semanas, investigadores del IRI y otras instituciones han detectado condiciones de El Niño en el Pacífico, lo que implica que esta primavera será un año relativamente tranquilo para las fuertes tormentas en el sur de Estados Unidos.
"La gran contribución de este trabajo es que analiza los cambios en las condiciones ambientales asociadas con ENOS", subraya Harold Brooks, científico de investigación senior en la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), que no fue uno de los autores del estudio . "Los esfuerzos anteriores se han centrado en los informes de tornados, pero la conexión con cambios en las condiciones a gran escala no se habían hecho", agrega.
La idea de que ENSO puede afectar a la frecuencia y la ubicación de los tornados y otros sistemas de tormenta severa no es nueva, puesto que ya se sabe que ejerce una fuerte influencia sobre las temperaturas y las precipitaciones en Estados Unidos y que afecta a la posición de la corriente en chorro. Sin embargo, los científicos han tenido dificultades para cuantificar el papel del ENSO en tornados por dos razones.
En primer lugar, una variedad de otros factores que pueden hacerlos aparentemetne aleatorios: un año se pueden ver cientos de tornados, mientras que otro hay pocos. Además, los registros históricos del clima no son fiables durante el tiempo suficiente para hacer conexiones estadísticas fuertes, algo especialmente cierto en el caso de los tornados, que a menudo estallan y mueren rápidamente.
El equipo de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, diseñó índices derivados de las condiciones ambientales como la cizalladura del viento, la temperatura y la humedad. Cada uno es un ingrediente clave en la formación de tormentas severas y cada uno está influenciado por ENSO, por lo que los científicos verificaron entonces los índices mediante el uso de registros de observaciones disponibles.
"Ya estamos listos para vigilar y predecir ENSO -señala Michael Tippett, de la Fundación Fu de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Columbia--. Sabemos que ENSO afecta al medio ambiente a gran escala y que el medio ambiente a gran escala afecta a la ocurrencia de tornados". Durante La Niña, tanto la cizalladura vertical del viento como el calor de la superficie y la humedad aumentan de manera significativa en los estados del sur, por lo que las condiciones son favorables para la ocurrencia de tormentas severas.
Sin embargo, ENSO no es el único piloto de las tormentas severas. "Cualquier tipo de clima extremo es a lo sumo sólo débilmente controlado por fenómenos climáticos predecibles coherentes como ENSO y los tornados no son una excepción", concreta el coautor Adam Sobel, también de la Escuela de Ingeniería de Columbia, así como en 'Lamont-Doherty Earth Observatory'.
Además, el estudio actual muestra una correlación robusta sólo en los estados del sur, donde la señal de ENSO es especialmente clara. "Gran parte de la variabilidad de año a año es para todos los efectos prácticos aleatoria e impredecible", añade Sobel, quien también dirige una nueva Iniciativa sobr eel Clima Extremo y el Tiempo de la Universidad de Columbia.