MADRID, 9 Sep. (EUROPA PRESS) -
Investigadores franceses han descubierto un virus gigante de un género totalmente nuevo, en una muestra de permafrost --suelo congelado-- Siberia, que se remonta a hace 30.000 años.
Análisis de microscopía, genómica, transcriptómica, proteómica y métagénomica han permitido a los investigadores hacer un dibujo detallado de este nuevo virus, bautizado Mollivirus sibericum, y que se describe en el último número de la revista Proceedings.
Se trata de la cuarta familia de virus gigantes prehistóricos descubierta desde 2003 en muestras de suelo helado del nordeste siberiano.
Este virus se presenta como una cáscara xe alrededor de 0,6 micras de longitud que contiene un genoma de aproximadamente 650.000 pares de bases que codifican más de 500 proteínas. La mayor parte de estas proteínas no tienen el más mínimo parecido con las de su antecesor de Siberia, pithovirus sibericum.
Este descubrimiento sugiere que los virus gigantes no son infrecuentes y son muy diversos. También demuestra que la capacidad de los virus para sobrevivir en el permafrost durante períodos muy largos no se limita a un tipo particular de virus, sino que probablemente cubre familias virales con estrategias muy diferentes de replicación y por lo tanto potencialmente patógenos.
RIESGO DE ACTIVACIÓN
Los resultados del análisis de metagenómica de esta muestra del permafrost, que muestra una muy baja concentración de Mollivirus (del orden de unas pocas partes por millón), hoy tienen importantes implicaciones para la salud pública.
Algunas partículas virales infecciosas todavía pueden de hecho ser suficientes, en presencia del huésped susceptible, para el resurgimiento del virus en las regiones árticas, cada vez más codiciadas por sus recursos minerales y petróleo y cuya accesibilidad y la explotación Industrial se ve facilitada por el cambio climático, advierte el CNRS (el centro de investigación oficial francés) en un comunicado.
Para determinar si otros virus gigantes todavía se esconden en el permafrost, los científicos ahora estudian las capas más antiguas de la tierra de Siberia, en una región que debería permitir alcanzar una antigüedad de un millón de años.