MADRID, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -
Académicos de la Universidad de York han descubierto una correlación entre la diversidad genética y la lingüística, mayor que la que existe entre la primera y la distribución geográfica.
Concluyen que al menos en Europa las personas que hablan diferentes idiomas también son más propensas a tener una diferente composición genética.
El estudio ha sido dirigido por el profesor Giuseppe Longobardi en el Departamento de Idiomas y Ciencia Lingüística, en colaboración con genetistas y lingüistas en las Universidades de Ferrara y Módena y Reggio Emilia en Italia.
Profesor Longobardi dijo: "En gran medida las diferencias lingüísticas corresponden a diferencias genéticas en las poblaciones relevantes. Así, si una población habla francés y otra habla ruso tienen un cierto grado de diversidad lingüística, que ahora podemos medir con precisión y sin precedentes, y el grado de diversidad genética es proporcional.
"¿Es cierto que los italianos y los españoles y franceses, que hablan lenguas muy cercanas, son muy similares entre sí en términos genéticos? ¿Es realmente el caso que los japoneses, y que decir de una población de África subsahariana, son realmente muy diferentes tanto en términos de lenguaje y en términos de su ascendencia genética?. Hasta cierto punto nuestra respuesta, basada en el estudio publicado y otros trabajos en curso, es sí, al menos, por regla general histórica."
Sin embargo, el profesor Longobardi dice que hay excepciones, como a muchas reglas, y la excepción en Europa son los húngaros, que son genéticamente muy similares a las poblaciones eslavas y germánicas.
Ese es un caso en que algunas poblaciones de Europa central escogieron un nuevo lenguaje que fue traído a Hungría por un pequeño grupo de conquistadores.
"Pero aparte de esa excepción, la distribución de las lenguas y la distribución de la estructura genética de las poblaciones de Europa tienden a corresponderse entre sí", añadió.
El estudio, publicado en la revista American Journal of Physical Anthropology, sugiere que las poblaciones que emigran llevan sus genes junto con su lengua, en lugar de sólo una difusión cultural de rasgos lingüísticos de una población a otra.
El proyecto consistió en el estudio de alrededor de 15 lenguas europeas, pero los investigadores están dirigiendo su atención a otros idiomas, llegando potencialmente a una escala global.
La investigación podría eventualmente ayudar a los científicos establecer claramente cuándo y cómo las lenguas indoeuropeas fueron traídas a Europa y, potencialmente, ayudar a los genetistas en el futuro.