La Mir se desintegra en la atmósfera y cae en el Pacífico cumpliendo el programa previsto

Actualizado: viernes, 23 marzo 2001 14:22

KOROLEV, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -

La estación espacial Mir se ha desintegrado en la atmósfera y sus

fragmentos cayeron en el océano Pacífico, en una franja de unos 3.000

kilómetros, ubicada entre Nueva Zelanda y Chile, sin que se haya

producido daño alguno en ninguna zona habitada, según informó el

Centro de Control de Vuelos Espaciales Ruso (TSOUP).

La destrucción de la mítica estación, que culminó casi media hora

antes de lo inicialmente previsto, se desarrolló según todas las

previsiones de los expertos espaciales rusos. El primer encendido de

los motores de la nave 'Progress', acoplada a la estación para

ayudarla en su fase de entrada en la atmósfera, se produjo a la 1:44

horas (hora española). Este primer impulso fue de 1.293 segundos y

colocó a la nave en una órbita de 188 kilómetros de perigeo. La

segunda corrección de la órbita se produjo a las 3:00 horas y la

estación se colocó 30 kilómetros más cerca de la Tierra. El último de

los impulsos se realizó a las 6:07 horas y duró 20 minutos, hasta

colocar a la estación en una órbita de reentrada en la Tierra.

El primer contacto con la atmósfera, a unos 100 kilómetros de la

superficie terrestre, tuvo lugar a las 6:44 horas. Siete minutos más

tarde la estación comenzó a desintegrarse y los primeros trozos

cayeron en el océano Pacífico en torno a las 6:59. Según los primeros

cálculos, la Mir se desintegró en más de un millar de fragmentos. Por

el momento, no hay noticias de que se haya producido ningún tipo de

daño en las islas próximas al área de caída de la estación, ni en

ninguno de los barcos de pesca que faenaban en esta zona y que se

negaron a abandonarla por precaución.

En un primer momento la estación espacial, que llevaba 15 años

orbitando alrededor del planeta, perdió sus partes fabricadas con

materiales menos resistentes, como las antenas y los paneles solares.

A continuación, cuando la Mir se encontraba a 80 kilómetros de la

atmósfera, a una temperatura de 1.500 grados, comenzó la

desintegración de los módulos de aluminio. Las piezas que más

tardaron en destruirse fueron el motor y otros componentes de acero y

titanio, metales más resistentes a la presión atmosférica y a las

altas temperaturas.

La destrucción final de la estación espacial pudo ser observada

desde las islas Fidji, al sur del Pacífico. Según relató Hugh

Williams, corresponsal de la cadena de televisión CNN, la caída de la

Mir iluminó el cielo. "El tamaño de este objeto es increíble. La luz

en el cielo fue fantástica", indicó el periodista, que describió "una

larga estela naranja atravesando el cielo durante un minuto y medio".

Por otro lado, el director de la Estación de Villafranca del Castillo

(Madrid), sede de la Agencia Europea del Espacio (ESA), Valeriano

Claros, declaró esta mañana que el éxito de la caída controlada de la

estación demuestra el prestigio de la Agencia Espacial Rusa, que a

partir de ahora deberá prepararse para trabajar en equipo y no

desarrollar más programas en solitario.