MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
¿Qué necesitamos saber para descubrir la vida en el espacio?¿Cómo podemos estimar el número de civilizaciones tecnológicas que podrían existir entre las estrellas?.
Éstas son las preguntas que se hacía Frank Drake cuando trabajaba hace más de medio siglo como astrónomo en el Observatorio Nacional de Radioastronomía en Green Bank, Virginia Occidental.
Para responderlas, concibió un enfoque matemático que involucró todas las características relacionadas con la posibilidad de existencia de inteligencia extraterrestre en nuestra galaxia.
La Ecuación de Drake, como es conocida, fue presentada por primera vez en 1961 e identifica los factores específicos que se cree que desempeñan un papel en el desarrollo de tales civilizaciones. Aunque no hay una solución única a esta ecuación, es una herramienta utilizada generalmente aceptada por la comunidad científica para examinar estos factores, subraya el Instituto SETI (Search of Extraterrestrial Intelligence).
Así, se considera N como el número de civilizaciones en la Vía Láctea cuyas emisiones electromagnéticas son detectables. N es el resultado de hasta siete variables.
- R* = La tasa de formación de estrellas adecuadas para el desarrollo de vida inteligente.
- fp = La fracción de esas estrellas con sistemas planetarios.
- ne = El número de planetas, por sistema solar, con un medio ambiente adecuado para la vida.
- fl = La fracción de planetas adecuados en los que aparece realmente la vida.
- fi = La fracción de planetas con vida en los que surge la vida inteligente.
- fc = La fracción de civilizaciones que desarrolla una tecnología que libera signos detectables de su existencia en el espacio.
- L = El tiempo durante el que tales civilizaciones liberan señales detectables en el espacio.
Dentro de los límites de nuestra tecnología, cualquier búsqueda de práctica de vida inteligente a distancia debe ser necesariamente una búsqueda de alguna manifestación de una tecnología distante. En cada uno de sus últimos cuatro exámenes decenales, el National Research Council de Estados Unidos ha hecho hincapié en la relevancia y la importancia de la búsqueda de evidencia de la firma electromagnética de civilizaciones distantes.
Además de examinar los factores que intervienen en esa búsqueda, la Ecuación de Drake es una herramienta sencilla y eficaz para estimular la curiosidad intelectual sobre el universo que nos rodea, para ayudarnos a comprender que la vida tal como la conocemos es el producto final de una evolución natural, cósmico y por hacernos conscientes de lo mucho que somos parte de ese universo, explica el Instituto SETI en un comunicado.