MADRID, 7 May. (EUROPA PRESS) -
Datos de la recién destruída nave Messenger de la NASA, que ha orbitado Mercurio durante cuatro años, determinan que el campo magnético de Mercurio tiene casi 4.000 millones de años.
Este descubrimiento ayuda a los científicos a reconstruir la historia del planeta del Sistema Solar más cercano al Sol y uno de los mundos de los que menos información se tiene.
El trabajo, que ha sido publicado en 'Science Express', detalla que para determinar la antigüedad del campo magnético de Mercurio se utilizaron datos obtenidos por la nave en otoño de 2014 y principios de 2015, cuando sobrevoló increíblemente cerca de la superficie del planeta. Concretamente, la sonda se situó a unos 15 kilómetros de altura, frente a los 200 y 500 kilómetros a los que volaba habitualmente.
"La ciencia de estas observaciones recientes es realmente interesante, y lo que hemos aprendido sobre el campo magnético es sólo la primera parte", ha explicado una de las autoras principales de la investigación, Catherine Johnson, de la University of British Columbia.
Los científicos han sabido desde hace tiempo que Mercurio tiene un campo magnético similar al de la Tierra, pero mucho más débil y que es el movimiento de hierro líquido en el interior de núcleo del planeta lo que lo genera. Mercurio es el único otro planeta, además de la Tierra, en el Sistema Solar interior con esta característica. Se sabe que Marte tuvo un campo magnético, pero desapareció en algún momento hace 3 millones de años.
Cuando Messenger voló cerca del planeta, su magnetómetro recolectó datos sobre el magnetismo de las rocas en la superficie de Mercurio. Esas señales diminutas revelaron que el campo magnético del planeta es muy antiguo, entre 3.700 y 3.900 millones de años. El planeta se formó en la misma época que la Tierra, hace unos de 4.500 millones de años.
"Si no tuviéramos estas observaciones recientes, nunca hubiéramos sabido cómo ha ido evolucionando con el tiempo el campo magnético de Mercurio. Simplemente ha estado esperando que contarnos su historia", ha señalado Johnson.
ORBITANDO MERCURIO
Uno de los mayores desafíos de la misión Messenger fue conseguir que la nave espacial orbitara alrededor de Mercurio. Debido a que el planeta está tan cerca del Sol, existía el riesgo de que la nave espacial de 'despistara' y acabar en la órbita de la estrella.
Los ingenieros también tuvieron que lidiar con el problema de las altas temperaturas. La nave fue diseñada con un parasol de protección para mantener parte de la nave espacial fresca. Además, diseñaron grandes órbitas elípticas alrededor de Mercurio que permitieron a la nave pasar tiempo lejos del planeta en cada órbita y refrescarse. Entre 2011 y 2015, Messenger completó más de 4.000 órbitas del planeta. La pasada semana acabó su vida útil estrellándose en la superficie de Mercurio.