MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -
El historiador espacial Robert Godwin ha datado el principio de un cohete como mejor dispositivo para viajar en el espacio nada menos que en 1861, más de tres décadas antes de lo pensado.
El mérito le corresponde al profesor canadiense de origen escocés William Leitch. Godwin afirma que fue el primer científico en concebir la correcta aplicación de los principios científicos modernos para los vuelos espaciales en un ensayo que escribió en el verano de 1861 llamado "Un viaje a través del espacio". Fue publicado en un diario en Edimburgo, antes de ser incluido en 1862 en el libro de Leitch 'Gloria de Dios en los cielos'.
Estudios anteriores de los vuelos espaciales han sostenido que el primer concepto científico de los viajes espaciales propulsado por cohetes fue concebido a finales del siglo XIX y principios del siglo XX por hombres como el ruso Konstantin Tsiolkovsky, y el estadounidense, Robert Goddard.
Ambos consideraron al escritor Julio Verne como su inspiración. Pero Godwin dice que William Leitch hizo su sugerencia de utilizar cohetes cuatro años antes de la famosa 'arma espacial' de Julio Verne.
"No hay duda en mi mente que Leitch merece un lugar de honor en la historia de los vuelos espaciales", dijo Godwin. "El hecho de que él era un científico es la clave de esta historia. Él no estaba haciendo una conjetura salvaje". No sólo entendió la ley de acción y reacción de Newton, --añade-- sino que un cohete iba a funcionar de manera más eficiente en el vacío del espacio; un hecho que incluso casi seis décadas después supuso para Goddard y otros ser ridiculizados por los escépticos.
"Mientras Goddard y Tsiolkovsky consiguieron su primera inspiración de la ciencia ficción de Wells y Verne, Leitch parece haber sido inspirado por los avances en los telescopios de gran alcance, en los proyectiles militares que estaban empezando a ser fabricados en Londres, y en Isaac Newton", dijo Godwin.
Las propuestas de Leitch parecen haber caído en el olvido de la historia porque murió a una edad temprana y los derechos de autor de sus escritos serían víctima de la quiebra de su editor en 1878.