MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
El programa espacial de Rusia y la NASA están trabajando juntos en una misión a Venus que investigaría algunos de los misterios más grandes del planeta, incluyendo si alberga vida en su atmósfera.
Un equipo internacional de científicos encargados de dar a conocer los principales objetivos de la misión, que se conoce como Venera-D, está terminando su trabajo y entregará su informe final a la NASA y al Instituto de Investigaciones Espaciales de la Academia Rusa de Ciencias a fin de mes, dijo David Senske, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California.
"¿Esta es la misión que va a volar? No, pero nos estamos acercando", dijo Senske, copresidente estadounidense de este "equipo conjunto de definición científica", a Space.com durante la pasada reunión anual de otoño de la Unión Geofísica Americana, en San Francisco.
Venera-D está liderada por Rusia, que lleva más de una década desarrollando el proyecto. La misión marcaría el regreso a un territorio familiar para ese país. La Unión Soviética lanzó una serie de sondas a Venus desde principios de los años 1960 hasta mediados de la década de 1980, como parte de sus programas Venera y Vega. ("Venera" es el nombre ruso para Venus.) "Rusia siempre ha estado interesada en volver a Venus", dijo Senske.
La NASA se involucró hace aproximadamente tres años, cuando Rusia preguntó si la agencia espacial estadounidense estaría interesada en colaborar en la misión, añadió Senske.
El equipo conjunto de definición científica surgió de esas discusiones iniciales. El equipo se retiró poco después. La anexión de Crimea por parte de Rusia en marzo de 2014 llevó a la NASA a suspender la mayor parte de la cooperación con Roscosmos, la agencia espacial federal de Rusia.
Pero la colaboración se puso en marcha nuevamente en agosto de 2015, dijo Senske, y el equipo se reunió en Moscú en octubre. Se planean más reuniones, incluyendo un taller este mes de mayo que servirá de base para las decisiones sobre los instrumentos científicos de la misión, agregó.
Venera-D es una misión a gran escala, comparable en alcance a los esfuerzos "emblemáticos" de la NASA tales como el rover Curiosity de Marte, cuyo presupuesto es de 2.500 millones de dólares, dijo Senske. El concepto de línea de base requiere un orbitador que estudiará Venus desde arriba durante al menos tres años, además de un aterrizador que operará durante unas horas en la superficie del planeta.
Los planificadores de la misión dijeron que originalmente habían esperado que el aterrizador pudiera sobrevivir 30 días; la "D" en Venera-D significa "dolgozhivushaya", que significa "duradero" en ruso. Pero este objetivo fue finalmente considerado demasiado difícil y costoso, dadas las temperaturas abrasadoras en la superficie de Venus, de acuerdo con RussianSpaceWeb.com.
Los datos recopilados por el orbitador deberían ayudar a los científicos a comprender mejor la composición, estructura y dinámica de la atmósfera de Venus, incluyendo por qué el aire del planeta gira mucho más rápido que la superficie, un misterioso fenómeno conocido como super-rotación.
El aterrizador recogerá más información atmosférica mientras desciende, y estudiará la composición y morfología de la superficie venusiana después de tocar suelo.
Venera-D también podría incorporar componentes adicionales. Algunas ideas incluyen un puñado de pequeñas estaciones de superficie, relativamente simples, que recolectarían datos de la superficie un mes o así, y un vehículo aéreo de propulsiòn solar que surque los cielos venusianos.
La superficie de Venus es demasiado caliente para soportar la vida tal como la conocemos, pero las temperaturas son mucho más hospitalarias a una altitud de 50 kilómetros. Además, la atmósfera del planeta presenta misteriosa rayas oscuras que algunos astrónomos han especulado podría ser signos de vida microbiana. El vehículo aéreo podría investigar hipotéticamente esta posibilidad, analizando el aire mientras sobrevuela el planeta.
Los ingenieros ya han estado pensando en cómo construir un avión de este tipo. Por ejemplo, la compañía aeroespacial estadounidense Northrop Grumman y su socio L'Garde Inc. han estado investigando desde hace varios años un vehículo conceptual llamado Venus Atmospheric Maneuverable Platform (VAMP).
Todavía es demasiado pronto para saber exactamente cómo será Venera-D, qué hará o cuándo se iniciará la misión. Un despegue en 2025 o 2026 es posible bajo una línea de tiempo "agresiva", dijo Senske. "Depende de cuando los rusos puedan conseguir esto en su presupuesto para el espacio", dijo.
Sin embargo, se conocen algunas cosas. Por ejemplo, Rusia construirá el orbitador y el aterrizador, y Venera-D se lanzará sobre el cohete Angara A5 en desarrollo, informó Senske. Si la NASA sigue involucrada en la misión -lo que está lejos de ser un hecho en este punto- la agencia espacial estadounidense probablemente contribuirá con artículos más pequeños, tales como instrumentos científicos individuales.
"Rusia está definitivamente en el asiento del conductor", dijo Senske. "La NASA es el socio menor".