MADRID 6 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de astrónomos, liderados por un miembro de AstroMadrid que trabaja en el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), ha desarrollado un sondeo automático para calcular, con una precisión nunca antes alcanzada en áreas tan grandes, el movimiento de estrellas y enanas marrones en grupos estelares cercanos.
Todas las estrellas de la Vía Láctea están en movimiento. Todas orbitan lentamente alrededor del centro galáctico, pero también se mueven en direcciones aleatorias dependiendo de su origen y su historia. La Vía Láctea incluye estructuras a gran escala como cúmulos, regiones de formación estelar y asociaciones de estrellas que combinan estrellas muy masivas con otras de menor masa, como las denominadas asociaciones OB.
Se trata de grandes conjuntos cuyas estrellas se espera compartan ciertas características por el hecho de estar juntas. De hecho, se cree que la mayor parte de las estrellas del Universo se han formado en estos grupos, por lo que son áreas de estudio muy importantes.
Asumiendo que las estrellas de un cúmulo nacieron juntas a partir de la misma nube molecular, es lógico pensar que todas tienen el mismo movimiento global y se mueven, aproximadamente, a la misma velocidad y en la misma dirección. Por tanto, si se pudiera medir el movimiento de todas las estrellas de la galaxia, sería posible identificar a los miembros de un cúmulo simplemente localizando, en una región, las estrellas que se mueven a la misma velocidad y en la misma dirección.
Pero además de permitir la identificación de miembros del cúmulo, el movimiento guarda importantes claves sobre la historia y el nacimiento de los miembros de un grupo de estrellas y ofrece una oportunidad única para poner a prueba las predicciones de los diversos modelos de formación y evolución estelar.
Para medir el movimiento de las estrellas solo se necesitan, en principio, dos observaciones separadas por un periodo de tiempo determinado. Pero la mayor parte de las estrellas se mueven tan despacio que serían necesarias observaciones de cientos de años para poder detectar su movimiento.
Para salvar este escollo, los astrónomos desarrollaron métodos muy sofisticados con el fin de medir con gran precisión la posición de las estrellas. Hasta hace poco, estas complejas medidas del movimiento se hacían en pequeñas áreas del cielo y con una precisión limitada, pero con la creciente cantidad de datos era necesario desarrollar herramientas para medir la astrometría desde tierra de un modo más automático y preciso.
EL TRABAJO
El equipo liderado por el investigador del CSIC-INTA, Hervé Bouy, en el que participan también otros miembros del centro, ha desarrollado DANCe (Dynamical Analysis of Nearby ClustErs), un programa de sondeo cuya intención es derivar un censo amplio y homogéneo del contenido estelar y subestelar de un número de asociaciones jóvenes cercanas.
Aprovechando la gran ventaja que suponen las enormes bases de datos, que incluyen miles de imágenes obtenidas desde observatorios de todo el mundo a lo largo de más de una década, Bouy y su equipo han desarrollado este nuevo software capaz de computar el movimiento de las estrellas con una precisión sorprendente.
Sus herramientas alcanzan, de manera rutinaria, una precisión de 0,5 mas/año (milésimas de segundo de arco por año), lo que correspondería a poder detectar desplazamientos del tamaño de una moneda de un euro vista a unos 11.000 kilómetros de distancia (la misma que separa a Madrid de, por ejemplo, la ciudad de Tokio, en Japón). La robustez del software y la potencia de los superordenadores del CSIC-INTA, en Madrid, y del Instituto de Astrofísica de París, en Francia, les permiten cubrir áreas con tamaños que nunca antes se habían podido alcanzar: más de 400 veces el tamaño de la Luna llena.
El proyecto DANCe pretende complementar a la misión Gaia en el campo subestelar y en regiones con una alta extinción. La futura misión Gaia proporcionará una altísima precisión y un censo completo que incluirá numerosas propiedades de un elevado número de estrellas en todo el cielo (más de mil millones), pero no tendrá la sensibilidad necesaria para estudiar los objetos menos masivos e inmersos en el interior de uno de estos grupos de estrellas.
Aprovechando los sondeos de amplio campo llevados a cabo en las últimas décadas y pensando también en los que se harán en el futuro, DANCe proporcionará medidas muy precisas de movimiento propio para millones de estrellas en varias asociaciones cercanas.