MADRID 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de científicos europeos ha utilizado el espectrógrafo SOPHIE, instalado en un telescopio del observatorio de Haute-Provence (Francia), para detectar la presencia de la Kepler-88c, un planeta externo al Sistema Solar del que sólo se sabía su existencia teórica. A pesar de no haber sido observado, los astrofísicos sabían de su presencia debido a la perturbación gravitacional que causaba a su 'hermano' Kepler-88b, que transita la misma estrella.
Un análisis dinámico y detallado a la interacción entre planetas, efectuado hace tiempo por un equipo liderado por David Nesvorn, teorizó que el sistema Kepler-88 tenía dos planetas, uno que transita (Kepler-88b) y cuyo período orbital es fuertemente perturbado por un planeta que no transita (Kepler-88c).
Cuando las interacciones se detectan con una resonancia 2x1, indica que este cuerpo completa dos órbitas en el mismo período que el otro completa apenas una. Esta configuración es semejante a la de la Tierra y la de Marte. El planeta rojo orbita el Sol en unos dos años terrestres.
La técnica de detección de estas perturbaciones entre planetas, conocida como TTV, es sensible a mundos de masa semejante a la Tierra en sistemas múltiples y, por eso Kepler-88 era un candidato a este estudio. Finalmente, con SOPHIE se ha detectado el planeta y medido su masa.
"Esta es la primera vez que la masa de un exoplaneta 'invisible', calculada con base a variaciones en el tiempo de tránsito es confirmada de forma independiente por otra técnica", ha declarado la autora principal del trabajo, publicado en 'American Astronomical Society', Susana Barros.
Este resultado confirma que a TTV es una técnica válida para a la detección de estos planetas 'invisibles' en sistemas con múltiples planetas. Esta técnica ya fue usada para determinar la masa de más de 120 exoplanetas, de masa similar a la de la Tierra, en 47 sistemas estelares.
De hecho, Neptuno fue el primer planeta en ser detectado por la influencia gravitacional que ejercía sobre otro planeta (Urano). El matemático francés Urbain Le Verrier calculó que las anomalías en la órbita de Urano eran debidas a una resonancia 2x1 de un planeta que aún no había sido observado. Sus cálculos llevaron a Johann Gottfried Galle a encontrar Neptuno el 23 de septiembre de 1846.
Finalmente, el equipo que ha llevado a cabo el trabajo ha defendido la calidad de SOPHIE frente al telescopio espacial Kepler de la NASA, ya que, según han explicado, no todos los planetas son detectables por este telescopio. Si el plano orbital está desalineado ligeramente con la línea de visión de la Tierra, los planetas son "invisibles" para el Kepler.